En marcha predomina el silencio cuando se calla el sistema de alerta en aparcamiento. Un sistema de sonidos complementado con luces que resulta muy útil. Por el espejo retrovisor se ven las luces (justo encima de la luneta) que afectan a las esquinas traseras y, bajo el borde del parabrisas, las que afectan a la parte delantera. Yo entiendo mejor los códigos de luces que los sonoros.
El sistema de aviso de la zona posterior es especialmente útil, porque la visibilidad a través de la luneta posterior es mala. Está muy inclinada y tiene muchos reflejos. Se ve mal en maniobra y también en carretera. Debido a los reflejos, en ocasiones no se aprecia lo que ocurre por detrás del coche y en el retrovisor hay que intuir lo que sucede al primer vistazo.
Una vez callados los pitidos (el sistema se puede desconectar con un botón) empieza el silencio. Los cristales dobles de las ventanillas y la insonorización general es de mucha calidad. Se oye el motor cuando sube de régimen, pero no porque sea un motor ruidoso, sino porque no se oye casi nada del resto del coche, ni ruidos aerodinámicos ni de rodadura.
Si se lleva el cambio en modo automático y se requiere una marcha menos, un suave toque a la leva izquierda lo soluciona en un instante. En cuanto se toca una leva el cambio pasa a modo manual durante 15 segundos (si la palanca de cambio sigue en el lado izquierdo). En una carretera de curvas que requiera cambios constantes, con sólo presionar las teclas, el cambio se mantiene en modo manual. Cuando llega la recta, o cuando decidimos no cambiar más con las levas, tras 15 segundos, vuelve a modo automático y pone las marchas que él decide.
Con este sistema, lo más cómodo es conducir siempre con cambio automático. Si se quiere utilizar el manual, se presionan las levas. Si no se requiere, cambia él solo. Por este motivo apenas utilicé la opción «Sport» del cambio automático. Cuando quería «Sport», utilizaba yo los mandos.
Otra cosa buena del cambio es que, en caso de emergencia, actúa como automático aunque esté puesto en posición manual. Si se va con la palanca del cambio puesta en manual (en la zona de la derecha) y se pisa el acelerador a tope con fuerza (kick-down), el sistema reduce inmediatamente hasta poner el motor a régimen máximo de revoluciones, sin necesidad de que el conductor actúe sobre el cambio. El kick-down en manual puede ser muy útil en situaciones de emergencia.
Ser buen chófer con este coche debe resultar sencillo. A la suavidad y falta de ruido general, se suma la suavidad del cambio en el paso de una marcha a otra. Para conducir con brusquedad hay que hacerlo a propósito. En el único momento que hay que tener cuidado es en el último metro de las frenadas, que en los coches automáticos siempre resulta más brusco que en los manuales.