Es un coche estable y tiene unas reacciones normales para un utilitario de 64 CV.
No es un coche aconsejable para quien quiera la máxima seguridad activa ni tiene un tacto «deportivo», pero sí es un coche más agradable que la media.
Lo que le ocurre al Polo 1.2 12V es que no tiene ABS de serie, por lo que en ciertas ocasiones es menos seguro que otros competidores que sí lo tienen de serie, como un Renault Clio 5p 1.2 16v Dynamique o un Opel Corsa 5p SRI 1.2 16v (otros, como el Peugeot 206 5p XR 75 ó el Seat Ibiza 5p 1.2 12V Stella, tampoco lo tienen de serie). Contrariamente, recurriendo a las opciones, puede ser uno de los utilitarios más seguros, puesto que puede tener control de estabilidad. Actualmente no hay ningún utilitario con un nivel de potencia similar a este Polo que pueda tener control de estabilidad, salvo el Clio.
Circulando a un ritmo elevado en carretera, lo único que pueden echar en falta sus propietarios, es que la suspensión tenga más capacidad para sujetar la carrocería en los amplios movimientos verticales que producen las roderas o las juntas de dilatación de las autovías. Si, en lugar de alcanzar una irregulariad así en recta es en curva, al Polo le cuesta seguir la trazada marcada por el volante. En el resto de las situaciones exigentes, como la deceleración el curva, el Polo responde bien, y de forma segura.
Lo que más me ha gustado es el excelente tacto que tienen cambio, pedales y sobre todo el volante, que hacen de él un coche muy placentero y cómodo para conducir durante largas etapas.
Los frenos son más satisfactorios y adecuados que en el Volkswagen Polo 5p 1.9 TDI 100 CV Highline; tienen menos tendencia a calentarse, principalmente porque es menos potente y pesado. Los discos delanteros son iguales en ambas versiones, no así los traseros, que son de tambor en el 1.2 12V de 65 CV y de disco en el TDI de 100 CV.