Para conseguir un bloque de ocho cilindros que no sea muy grande, Volkswagen los ha colocado «en W». Es decir, no tiene dos filas de cuatro cilindros que forman un ángulo (normalmente 90°). En lugar de esos cuatro cilindros en línea a cada lado del motor, lo que tiene en cada lado son dos filas de dos cilindros en «V estrecha». Estos bloques en V estrecha están unidos a su vez en un ángulo de 72°. El cigüeñal tiene cuatro codos, como los motores V8 normales pero —a diferencia de ellos— la biela de un lado y su pareja del lado contrario no están en la misma muñequilla, sido decaladas. La cilindrada es 3.998 cm³.
Hacer un motor así es más una necesidad que una virtud, si se parte de la intención de ponerle ocho cilindros a un Passat. Un motor V8 normal (por ejemplo, el del Audi A6) no sólo no cabría, también crearía problemas por su peso. A diferencia de la mayoría de coches de tracción delantera, el Passat tiene el motor longitudinal (no transversal) y completamente colgado por delante del eje delantero. Tener ahí una masa como la de un motor V8 normal podría ser mucho para un coche de las dimensiones del Passat.
Tiene cuatro válvulas por cilindro, admisión variable, distribución variable y encendido directo. Es un motor compacto (420 mm de largo, 710 de ancho y 683 de alto) y no muy pesado para tratarse un ocho cilindros: 190 kg.
De acuerdo con las primeras cifras que ha dado Volkswagen de este motor, su rendimiento no parece extraordinario. La potencia máxima no es mucha con relación a su cilindrada (68,8 CV/litro de potencia específica), pero lo es aún menos el par máximo: sólo 370 Nm a 2.750 rpm. Otros V8 tienen más par máximo con relación a su cilindrada: el 4,4 litros de BMW da 440 Nm, el 4,0 de Lexus 398 y el 4,3 de Mercedes 400.