El Lupo FSI sólo consume 4,9 litros cada 100 km, con una potencia de 105 CV. Un consumo muy bajo para esa potencia, pero a un alto precio de adquisición y de mantenimento, porque necesita una gasolina especial.
En Alemania, donde Shell vende la gasolina que conviene a este coche (de 98 octano y con muy poco azufre), cuesta casi un 20 por ciento más caro que el Lupo 1.4 16v 100 CV. Por los cinco caballos más de potencia, no se justifica la diferencia; por la diferencia de respuesta en conducción, tampoco. Ambos motores tienen una respuesta parecida; un conductor al que no le dijeran cuál de los dos motores lleva, podría no distinguirlos si llevara en los dos el mismo cambio. Eso será imposible en España, porque el lupo FSI sólo se podrá adquirir con un el cambio automático que también lleva el Lupo 3L, en tanto que el 1.4 16v y 100 CV sólo está disponible con cambio manual.
El consumo difícilmente puede hacer rentable al FSI, aunque gasta casi un 30% menos que el Lupo de 100 CV en recorrido urbano (de 9,3 a 6,3 l/100km). Al precio que está la gasolina, y al que todo indica que se va a poner, la diferencia puede ser importante. Sin embargo el Lupo FSI requiere gasolina de 98 octano para funcionar, mucho más cara que la de 95 octano del Lupo 100 CV. En España, si se mantiene proporcionalmente el precio que tienen en Alemania, la diferencia entre el Lupo 1.4 y el FSi puede ser de 350.000 pesetas.
No se sabe cuándo comenzará a venderse en España (ni con qué equipamiento ni a qué precio) porque aquí no se vende la gasolina que requiere. Sin esa gasolina, el Lupo FSI contamina más y sobre todo gasta más de lo anunciado, por lo que resulta todavía más difícil de justificar su compra. Queda un argumento al que agarrarse: llevar un coche con una tecnología especial, aunque no se note. Tiene un motor con inyección directa, mezcla pobre y acumulador-catalizador de óxidos de nitrógeno, más elementos de aluminio y magnesio en la carrocería.