Esto es una versión resumida de los aspectos más favorables y desfavorables que hemos observado en el Prius. Hay más comentarios y más extensos sobre sus cualidades y funcionamiento en la prueba de Prius 2006.
Lo mejor
El coche, en el más amplio sentido. Como máquina para desplazarse es muy superior a la mayoría, si consideramos como un valor la relación entre los recursos que consume y los efectos que produce.
El consumo. El Prius es un coche que gasta poco y que, además, da una recompensa más grande que otros coches a los conductores que se preocupan por hacer un conducción económica.
La suavidad. Las vibraciones o la aspereza que se sienten en los puntos de contacto con el coche son mínimas y están al nivel de coches de lujo con motores grandes. Iniciar la marcha con el motor eléctrico le da una ventaja adicional de suavidad que no tienen ni esos coches.
El funcionamiento en ciudad. Es el coche más agradable para conducir por ciudad, por su silencio, suavidad, buena respuesta al acelerador y bajo consumo. Que el motor se pare cuando el coche se detiene le da una ventaja definitiva en ciudad.
La posibilidad de circular en modo eléctrico. Forzar al coche a funcionar en modo eléctrico puede perjudicar el consumo de gasolina, pero es una posibilidad muy interesante para desplazarse silenciosa y limpiamente —por ejemplo— en lugares cerrados como aparcamientos.
La carrocería es muy funcional. El conductor tiene un buen número de huecos de todo tipo y tamaño para vaciarse los bolsillos y para llevar objetos que pueden ser necesarios.
Ciertos elementos de equipamiento. Nos parecen especialmente cómodos o útiles las cerraduras automáticas, algunas funciones del ordenador de viaje, la conexión Bluetooth del teléfono o el navegador.
La impresión de calidad. En general, el coche da la sensación de estar bien hecho y todos los mecanismos que manipulamos responden satisfactoriamente, por el momento.
Lo peor
La transmisión reproduce del funcionamiento de un cambio con convertidor de par hidráulico, con algunos de sus inconvenientes. Nos parece un fallo garrafal que, cuando se circula muy despacio, el motor eléctrico siempre trate de mover al coche, aunque el conductor no pise el acelerador. Cuando el coche está a punto de parar o desciende muy despacio por una pendiente, hay que usar más los frenos porque el motor eléctrico está empujando.
Aunque casi nunca es un problema, en algunas ocasiones la batería llega al límite donde no da más asistencia al motor térmico. En esos casos, la aceleración o la capacidad para mantener la velocidad en una rampa queda muy reducida.
La suspensión es incómoda. Menos en las plazas delanteras, más en las traseras.
Las luces. Tanto las largas como las cortas nos parecen deficientes porque no son ni intensas ni uniformes. El problema no es que no haya una opción de luces de xenón, sino que las luces de serie son escasas.
Algunos aspectos de los asientos delanteros. La sujeción lateral es suficiente en la zona lumbar y escasa en la zona dorsal. El mando de palanca para el ajuste del respaldo es menos preciso y cómodo que un mando giratorio.
Distancia entre asiento, volante y pedales. A casi todos los que lo hemos conducido nos habría gustado un asiento más bajo, un volante más alto y, a los más de mayor estatura, la posibilidad de alejar más el volante de los pedales.
Espacio vertical en las plazas traseras. Es insuficiente para personas de más de 1,70 m que estén correctamente sentadas. Si el respaldo estuviera ligeramente menos inclinado, se ganaría unos centímetros.
El freno de estacionamiento. En un coche que tiene un sistema de frenos tan avanzado como éste, se echa especialmente en falta un freno de estacionamiento automático, una cierta coordinación entre el freno de estacionamiento y el sistema eléctrico o la transmisión o, por lo menos, un pedal mejor que el que tiene.
Carencias de equipamiento. No puede tener automatismos para las luces, el limpiaparabrisas o el oscurecimiento del retrovisor interior. También hemos echado de menos un mando para plegar los retrovisores y una función que cierre el coche cuando se pone en marcha.
Carencias en el ordenador de viaje. Da una información muy valiosa, pero le falta un indicador de velocidad media y —sobre todo— una indicación de la autonomía.
El equipo de sonido. Al ser algo un poco más elaborado que un equipo normal, esperábamos un sonido mejor. Cualquiera que tenga buenas referencias notará un sonido un poco empastado y falta de nitidez, principalmente en las frecuencias bajas. La instalación de los altavoces no parece muy buena.
Depósito de combustible pequeño. La autonomía del Prius no es nunca escasa porque resulta muy difícil hacer que gaste mucho. No obstante, con un poco más de los 45 l que tiene se podría llegar en algunos casos a 1.000 km de autonomía.
Falta luz en algunos botones. Donde más se nota es en el de iluminación de la instrumentación, que normalmente se maneja a oscuras.
Es demasiado sensible al viento lateral.