km77.com ha llevado a cabo una prueba de larga duración de un Toyota Prius.
Entre el 7 de abril de 2006 y el 30 de octubre de 2007, hicimos 165.000 km con un Toyota Prius que adquirimos de forma anónima en un concesionario.
El objetivo de la prueba era comprobar la fiabilidad de uno de los dos coches híbridos a la venta en España practicando una conducción normal, sin buscar el máximo desgaste ni el mínimo consumo. Se trataba de agotar la garantía del sistema híbrido (8 años ó 160.000 km) y comprobar el funcionamiento de los servicios de postventa de Toyota.
Tras esta prueba de larga duración, nos queda claro que no es un riesgo comprar un Prius por el hecho de ser híbrido. Más bien al contrario, es un coche de calidad, con un riesgo de avería escaso y un coste de mantenimiento reducido. Nuestro Prius nunca ha fallado, ni ha tenido ningún problema que haya requerido intervención alguna en garantía.
Sobre el Prius en sí, las conclusiones a las que hemos llegado con esta prueba son: que tiene un funcionamiento muy bueno, que ese funcionamiento no ha variado con los kilómetros y que -por consumo y coste de mantenimiento- es muy económico.
Sobre la red de Toyota lo que podemos decir es que, después de acudir a trece servicios técnicos distintos por toda España, ninguno nos ha dejado satisfechos.
Aquí puede leerse el desarrollo detallado de la prueba, con las actualizaciones que hicimos cada revisión o cada vez que se produjo una incidencia.
BP Ultimate ha patrocinado la prueba, y éste ha sido el carburante que hemos consumido durante todo el recorrido. El consumo en ciudad ha sido 5,5 l/100 km y en autopista 6,6 l/100 km. Como hemos circulado mucho más por autovía (y en muchas ocasiones a un ritmo rápido), la media del consumo ha sido 6,3 l/100 km. Haciendo una conducción normal, el consumo suele ser de unos cinco litros cada 100 km; en ciudad y a velocidades legales por autovía, poco más de cinco litros cada 100 km. En esta tabla se pueden consultar todos los datos del consumo.
En estos 165.000 km el funcionamiento del Prius ha sido irreprochable. Las únicas veces que ha visitado el taller fuera de las revisiones programadas ha sido para cambiar el parabrisas, que en dos ocasiones se rajó debido al impacto de una piedra.
En total hemos hecho diez revisiones; cuando el concesionario al que llevamos el coche lo admitía, usamos el servicio «Toyota Express»: en una hora (aproximadamente) hacen la revisión, de forma que se puede esperar en el propio concesionario mientras la llevan a cabo. Sólo en una ocasión se retrasaron en la entrega hasta el día siguiente, así que el coche ha pasado relativamente poco tiempo en el taller. La revisión más barata nos costó 68,15 € y la más cara 202,95. Aquí pueden verse todos los gastos de mantenimiento.
En casi todos los concesionarios nos han tratado con amabilidad, pero el trabajo ha sido poco cuidadoso en todos los casos; siempre nos han puesto en el motor más aceite del debido, en una ocasión nos cambiaron las pastillas de los frenos cuando estaban a medio uso, y en otra nos cobraron el filtro del aire y no nos lo cambiaron. Después de estas diez revisiones en otras tantas provincias, no sabríamos a qué concesionario acudir para que hicieran un trabajo perfecto, aunque sí sabemos algunos concesionarios donde no volveríamos.
También nos decepcionó la actualización del disco de datos del navegador. A juzgar por la información disponible en la web de Toyota España, estábamos comprando una importante actualización que mejoraría claramente las prestaciones del navegador. Nunca notamos la diferencia entre la nueva versión y la vieja (con la que a menudo nos encontrábamos con zonas sin datos o con datos obsoletos). Adquirimos el disco en la web de Toyota, y en la factura nos cobraron el 21% de impuestos. Pedimos explicaciones a Toyota España por teléfono y por mail en varias ocasiones, pero nunca nos contestaron.
En ese sentido, tenemos claro que la calidad del coche es muy superior a la red de asistencia técnica en España. El único defecto que hemos percibido en todo este tiempo ha sido que el acelerador se ha quedado enganchado a fondo en varias ocasiones. Recibimos una carta que Toyota envió a los usuarios de Prius que advertía de que esto podía ocurrir si se llevaba un determinado tipo de alfombrillas. No era nuestro caso, aunque llevamos unas alfombrillas que no correspondían a un Prius. No pudimos llegar a determinar si el fallo estaba causado por las alfombrillas o no.
Aparte de eso, las únicas incidencias leves (la pérdida de un tapacubos y el descuelgue de las faldillas traseras) se debieron a su incorrecta colocación en el concesionario que nos lo entregó.
El desgaste que ha sufrido en este tiempo se nota en la carrocería, en la forma en que frena al principio del recorrido del pedal y la manera en que gira nada más mover el volante (se puede percibir fácilmente si se conduce nuestra unidad y a continuación uno nuevo). A los 164.000 km comprobamos que las prestaciones eran exactamente las mismas que las de un Prius con 6.500 kilómetros. El consumo de nuestra unidad resultó ser incluso menor, probablemente porque el Prius nuevo no estaba completamente rodado.
Creemos que el Toyota Prius es un coche especial, al que hay que acostumbrase. Todas las personas que lo han conducido han acabado disfrutando de él más que cuando lo usaron por primera vez.
No hay un coche más suave ni con un consumo menor para circular en tráfico urbano, lento o congestionado, aunque circulando por autopistas cerca de su velocidad máxima (170 km/h) puede resultar ruidoso. Para circular por la ciudad hay muy pocos coches tan agradables tanto por suavidad, ausencia de ruidos y vibraciones como por respuesta: maniobras como incorporarse a una rotonda, por ejemplo, son sorprendentemente rápidas y sencillas. Entre los coches que son tan agradables de usar en ciudad, no hay ninguno que tenga un consumo tan bajo.
Si se requiere un coche para utilizar casi exclusivamente para realizar viajes por carretera, especialmente a un ritmo alto, puede ser preferible un coche con motor turbodiésel.