El maletero del Avensis con carrocería familiar es fácil de cargar por el amplio acceso que da el portón (deja un vano de 103 cm de anchura a media altura) y porque el borde de carga, que está a 64 cm del suelo (imagen), que no es mucho, queda enrasado con el piso. La cortinilla enrollable no se eleva automáticamente (como un en Audi A4 Avant o en un Mazda6 Wagon) ni tiene unos carriles por los que desplazarse (como en un Volkswagen Passat Variant). La solución de Toyota es menos práctica.
El volumen de carga es, como en la mayoría de coches similares, de geometría regular gracias al plano artificial que forman dos piezas (imagen) colocadas a cada lado del maletero. Estos dos tabiques generan dos volúmenes adicionales que se pueden aprovechar para llevar objetos no muy voluminosos (por ejemplo, a lo largo caben los triángulos de señalización de peligro) o aprovecharlos para colocar una bolsa que permita ajustarse a esa cavidad irregular (imagen e imagen); bajo ellos hay dos huecos (imagen) ocultos por tapas. Las dos piezas se pueden sacar con facilidad si fuese necesario.
Bajo el piso (formado por dos piezas independientes) hay un doble fondo compuesto por tres bandejas de plástico de entre 6 y 10 cm profundidad (imagen e imagen). Bajo ellas hay otro espacio, que es donde iría la rueda de repuesto. Es un espacio muy grande y que si se monta un kit de reparación de pinchazos (como es el caso de la unidad que hemos probado) sería perfectamente utilizable para meter incluso una maleta (la diagonal del hueco mide 78 cm y la altura mínima es aproximadamente 25 cm; imagen).
A pesar de que es posible disponer de unos railes por los que colocar y desplazar anclajes para una red, se echa en falta más elementos que faciliten el uso del espacio de carga, como una iluminación mejor (sólo hay un punto de luz en el lado izquierdo y es de poca intensidad), una toma de corriente o lugares de los que colgar una mochila o las bolsas de la compra para que no se desplacen.
En el techo, tras los respaldos posteriores, hay unos anclajes para sujetar una red verticalmente y aprovechar todo el volumen hasta el techo, y no sólo hasta la cortinilla (está a 45 cm del piso, una altura normal), para llevar carga. Lamentablemente, no existen estos anclajes tras los asientos delanteros, por lo que si se desea utilizar todo el volumen tras el conductor habrá que apañárselas para sujetar la carga e impedir que pueda golpear al conductor tras un frenazo.
El habitáculo no es pequeño pero hay modelos más recomendables si lo que se busca son cuatro plazas amplias (tabla comparativa de mediciones). El Škoda Superb Combi y el Volkswagen Passat Variant son preferibles porque en las plazas posteriores hay más distancia desde el respaldo trasero al delantero. Puede ser una necesidad para ocupantes de estatura elevada o para evitar que un niño sentado en sillita pueda dar patadas en los respaldos delanteros.
En el Avensis no hay un túnel invadiendo la zona de los pies en las plazas traseras. Lamentablemente, quien vaya sentado en el centro, aunque no sufrirá esa molestia, no irá cómodo porque esa plaza es mucho más dura que las laterales y su forma no está pensada para viajar en ella confortablemente.
El Avensis Touring Sport que hemos probado tenía el techo panorámico de cristal. Este techo es fijo, así que no es posible abrirlo, posibilidad que sí existe en el de un Hyundai i40 CW o Volkswagen Passat Variant. En lo que se parece al Hyundai es que con él, la altura del habitáculo es menor a la de otros muchos modelos y puede ser un problema para conductores altos. Un mando eléctrico acciona una cortinilla para evitar que entre la luz del exterior al habitáculo.
Para los pasajeros de estas plazas traseras hay pocas atenciones. No pueden tener mandos de climatización —ni siquiera hay salidas de aire que no sean la de los pies—, ni una toma de corriente desde la que alimentar una tableta o una pantalla para que los niños vean dibujos durante los viajes. En las puertas hay un espacio donde dejar un bote de bebida (imagen), además de los otros dos ocultos en el interior del reposabrazos central, que se pueden utilizar una vez abatido éste (imagen). Hay dos luces de lectura —las mismas que se emplean para iluminar el habitáculo—, ganchos para colgar ropa junto a los asideros del techo y bolsas en los respaldos delanteros.
Las puertas dejan un vano amplio para entrar y salir del coche. El pilar trasero no cae con mucha inclinación por lo que no es necesario doblar mucho el cuello para esquivarlo. El ángulo de apertura es de unos 60 grados; no es mucho, pero la puerta no supone un obstáculo para acceder ni para colocar a un niño en su sillita. La distancia entre los anclajes ISOFIX centrales es de sólo 40 cm, por lo que es difícil encajar una tercera silla (sin ISOFIX, pues no hay estos anclajes en la plaza central) o que un adulto viaje entre ellas confortablemente.
Del puesto de conducción, lo más destacable para mi es la sencillez. A pesar de que hay algún mando escondido (los de la apertura de la tapa del depósito de combustible, el del control de estabilidad y el del aviso de posible colisión; imagen), es un coche fácil de usar desde el primer momento. También tiene la ventaja de que no hay botones para variar entre distintas posibilidades de configuración (motor, cambio, suspensión, dirección, etc) y de que, aunque existe una pantalla táctil para el sistema multimedia y que también muestra la información del climatizador, éste se maneja con unos mandos propios, de tamaño grande y colocados al alcance de la mano, por lo que se desvía la mirada de la carretera poco tiempo.
El sistema multimedia Toyota Touch 2, ya introducido en el Avensis anterior (en febrero de 2014), sirve para gestionar el equipo de sonido (imágenes) y también muestra los ajustes de la climatización (con los textos en inglés).
El nuevo aspecto del salpicadero también me parece que ofrece ventajas respecto al de otras alternativas. Para empezar, la ausencia del tan de moda plástico piano-black, que queda bonito a la vista cuando está limpio pero que se ensucia con muchísima facilidad y produce reflejos. En el Avensis este plástico, afortunadamente no existe. Si lo que se quiere es un diseño llamativo, este no es el coche. Si se prefiere funcional, el Avensis en una buena opción.
La consola tiene un espacio destinado a dejar el móvil y que no se desplace gracias a un fondo de goma (imagen). Las conexiones USB, aux y de 12 voltios (una de cada; imagen) están en el amplio cajón que hay bajo el apoyabrazos central (imagen).
Los ajustes ente las distintas piezas que componen el salpicadero y la consola parecen buenos, ni mejor ni peores que en la mayoría de sus alternativas, pero en el Avensis no hay piezas que crujan al presionarlas (como sí ocurre con la consola del Mercedes-Benz Clase C). En cambio, al circular por calles adoquinadas, se oyen ruidos. No son de piezas con holgura o mal sujetas, más bien parecen los de dos plásticos rozando entre sí (se oyen varios, no es un único ruido).