Toyota ha escogido para el Yaris GRMN el bloque de 1,8 litros de cilindrada que lleva utilizando desde hace años en otros modelos (desde el Celica al Prius actual).
Sobre ese bloque ha instalado un compresor rotativo Eaton del especialista Magnuson Superchargers. El compresor forma un conjunto con el radiador para enfriar el aire comprimido y la admisión. El motor, además de este radiador y el del líquido refrigerante, tiene un tercer enfriador para el aceite. El sistema de inyección también es específico para esta variante del motor. La distribución es variable, tanto en las válvulas de admisión como en las de escape.
Según nos ha contado Toyota, la línea de escape ha sido uno de los problemas más importantes que se han encontrado por la falta de espacio y la temperatura generada.
El chasis tiene modificaciones respecto al resto de los Yaris. Hay refuerzos estructurales en la zona delantera (barra entre torretas y tirantes en la parte inferior de la carrocería), un subchasis delantero distinto y otros dos tirantes de refuerzo en la zona trasera, por delante del eje de ruedas.
La suspensión también ha sido modificada: muelles más firmes (de color rojo y que rebajan la altura 24 mm), amortiguadores Sachs Performance y una estabilizadora delantera 26 mm más gruesa. Y los frenos: con discos delanteros de 275 mm, traseros de 278 mm (pero más estrecho) y pinzas de cuatro pistones (de color blanco; imagen). En la carcasa del cambio está alojado un diferencial Torsen.
Los neumáticos son unos Bridgestone Potenza RE050A en medidas 205/45 R17 y van montados sobre unas llantas de aleación (imagen) forjadas, técnica que aumenta la rigidez y reduce el peso (en este caso 2 kg por unidad), fabricadas por BBS.
Esta versión se construye en Francia (el motor se fabrica en Inglaterra) en la misma línea de montaje que el resto de Yaris pero hay un equipo de 20 personas para las tareas específicas de este modelo. El ritmo de producción es de 7 coches al día.