El 9 de octubre de 2013 el cuentakilómetros del Clio marcó 30 000 km, seis meses después de haber comprado el coche. Vamos con retraso respecto a nuestra previsión, en parte porque el Clio ha estado parado en diversos talleres durante 37 días (más información sobre las averías e incidencias). Mil quinientos kilómetros antes de llegar a los 30.000 aparece un aviso en la pantalla del coche recordando que se acerca la revisión, mensaje que se va repitiendo hasta alcanzar dicha cifra.
Dos días antes de llegar a los 30 000 km, concertamos por teléfono cita —sin identificarnos como km77.com, como hacemos siempre—en el taller Mezquita Motor, en Córdoba. Nos dijeron que podíamos ir al día siguiente. La revisión la hicieron en algo menos de dos horas. El trato fue siempre amable.
Inicialmente nos dieron un presupuesto de 118 euros (ya sumado el IVA), que incluía 40 euros de descuento. Ese descuento era para clientes particulares, así que no nos lo pudieron aplicar al ser nuestro coche de empresa. Finalmente pagamos 135 €, de los cuales 101 € pertenecen a la revisión y el cambio de aceite (Elf Evolution 5W40) y 34 € al filtro del habitáculo.
Ese precio corresponde a la revisión que llaman «básica». Hay otra, denominada “Revisión Renault”, que cuesta 158 € y añade a la básica un control de 35 puntos y la limpieza exterior del vehículo. A nosotros nos hicieron la segunda por el precio de la primera en compensación, según nos explicaron, por no poder hacernos el descuento de 40 € que había para particulares.
En la revisión nos rellenaron el líquido refrigerante del motor, que estaba ligeramente por debajo del mínimo, pero no nos advirtieron de ello. Consideramos que deberían hacerlo porque podría ser indicativo de una posible fuga en el circuito. Pasada la revisión llamamos para preguntar por el distinto color del refrigerante (el que llevábamos era amarillo y el que añadieron era verde). El jefe de taller nos aseguró que “se pueden mezclar, ya que son del mismo tipo” y también nos explicó que Renault, en fábrica, utiliza un líquido amarillento mientras que en recambios el mismo líquido, con las mismas propiedades, es de color verde. Desconocemos si es cierto, pero es extraño ya que debido al accidente que tuvimos al principio de la prueba tuvieron que cambiar el radiador y, suponemos, que el líquido, por lo que el que llevábamos amarillo no debería ser el de fábrica.
Tampoco nos avisaron de que un neumático tenía una presión anormalmente baja (lo habíamos deshinchado a propósito). E inflaron los delanteros a una presión (2,6 bar) distinta a la recomendada (2,4).
Cuando recogimos el coche no habían sellado el libro de mantenimiento. Al advertírselo a la persona que nos atendió, nos dijo que no abrían las guanteras de los coches de los clientes. Se disculpó y lo selló.
Antes de pasar la revisión comprobamos el nivel de los líquidos. También vimos que a las pastillas de freno delanteras (detrás el Clio lleva tambores) aún les quedaba uso y que el desgate de los neumáticos era mucho mayor en las ruedas delanteras que en las traseras (lógico al ser de tracción delantera). En el manual, Renault indica que no se deben permutar los neumáticos delanteros por los traseros, operación que permite normalmente desgastarlos por igual.