Accidente
Cuando el Clio aún no había llegado a los primeros mil kilómetros tuvimos un pequeño accidente. Viajando de noche por una autovía, no podemos esquivar una banda de rodadura que se había desprendido de un neumático de un camión y que había en la calzada. La pasamos por encima. El resultado fue que el coche quedó dañado en el paragolpes delantero y en el lateral derecho. También quedó afectado por el golpe el radiador. Ninguno de estos daños nos impidió continuar el viaje. Más detalles sobre el accidente.
El 16 de abril de 2013 llevamos el coche a un taller Renault —sito en la calle de Alcalá, número 520, en Madrid, propiedad de Renault Retail Group (Renault España)— y dos días después llego la autorización de nuestra compañía de seguros para repararlo (avisamos de nuestro accidente a los Mossos d’Esquadra de Lérida, los cuales nos facilitaron amablemente un parte policial). El importe peritado es 1306,96 euros, de los cuales 827,45 € corresponden a piezas: 240 € el paragolpes, 217 € el radiador, 179 € una pieza que aparece como “Canalizador pantalla”, 47 € del spoiler y 42 del plástico del paso de ruedas; el resto son otros materiales de importe menor.
Nuestro Clio pasa en el taller un mes porque según nos informan no les llegaba el radiador que debían sustituir. Una de las varias veces que llamamos para preguntar por el retraso nos dijeron que las piezas vienen de Francia y que había volcado un camión en la frontera, que nos sabían si las piezas iban dentro.
Hasta el día vigesimoquinto privados de nuestro coche no conseguimos que nos dejasen uno de sustitución gratuitamente. Aunque lo habíamos solicitado anteriormente, el concesionario nos lo dejaba sólo pagando por su uso. Creemos que el tiempo que nos estaban dejando sin coche por una reparación sencilla excedía por mucho de lo razonable y que el de sustitución debería ser gratuito. Nuestra compañía de seguros, Mutua Madrileña, si nos facilitó un coche durante un periodo de diez días, no durante todo el tiempo que estuvimos sin el Clio.
Finalmente, el 19 de mayo recogemos el coche. Al examinarlo observamos que la puerta trasera está mal pintada (hay un poro), que hay restos de pintura amarilla en distintas piezas negras (moldura, paso de ruedas), que el paragolpes delantero está mal ajustado y que el faldón negro que hay bajo él, y que han reemplazado, está rozado. Más información en el blog con fotos de estos detalles.
Por todo lo anterior tuvimos que volver a llevar el coche para que subsanen todos esos defectos. Reconocieron que el trabajo realizado no fue correcto y solucionaron todos los problemas. Al ir por segunda vez al mismo taller ya sabían que ese coche era nuestro, así que no podemos decir si con un usuario normal la respuesta del taller habría sido distinta. También aprovechamos la visita para que localizasen el origen de un ruido que escuchábamos procedente del portón al pasar por baches. Reemplazaron la cerradura y el ruido no ha vuelto a aparecer. Más información en el blog.
La puerta trasera derecha
La cerradura del portón no es la única que nos ha dado problemas. Con unos 5600 km, nos dimos cuenta de que la puerta trasera derecha hacía un ruido raro al cerrarla. Al observarlo con más detalle vimos que estaba desencajaba.
Pedimos cita mediante un formulario que Renault ofrece en internet. Este servicio no parece que funcione muy bien porque a fecha de agosto de 2014 —un año, dos meses y once días más tarde— no hemos recibido respuesta. Dado que no nos contestaban, decidimos llevar el Clio al taller Herramar S.A. (Madrid). Tras pedir cita el día anterior, lo dejamos el miércoles 12 a las 8:30. Tras explicarles lo que sucedía nos dijeron que creían que lo tendrían solucionado ese mismo día.
Efectivamente, a las 15:30 nos llamaron para avisarnos de que ya estaba reparado. Cuando llegamos, nos sorprendió ver que la puerta seguía desencajada. Tras hablar con el responsable de carrocería, y él con un mecánico, nos dicen que habían entendido que era la delantera. No somos capaces de entender la confusión. Les habíamos contado en qué puerta estaba el problema y, además, era fácilmente detectable a simple vista. Tras disculparse, se ponen a tratar solucionarlo pero como el trabajo se prolonga más de lo que estaba previsto decidimos volver al día siguiente a por el coche. Así hicimos. Comprobamos que la puerta no estaba ajustada perfectamente en el marco pero ya no se oía el ruido al cerrarla (en la imagen que hay tras este párrafo, se ve en el lado izquierdo las puertas traseras antes de llevar el coche y en el derecho tras el ajusto). El trato fue amable.
En octubre tuvimos que volver a llevar el coche, en esta ocasión al taller Renault José Jurado (Madrid), para que revisasen otra vez la puerta porque el ruido había reaparecido. Nos dijeron que el problema estaba en la cerradura, que tenían que cambiarla pero que no disponían de ella. Así que nos ofrecieron llevarnos el coche y regresar cuando recibiesen el repuesto. Cuatro días después (con un fin de semana entre medias) nos avisaron de que ya tenían la cerradura y que podíamos ir a cambiarla cuando quisiéramos. Por el momento, la puerta no vuelto a darnos problemas.
El trabajo realizado en este taller y la atención recibida nos causó muy buena impresión. Sin duda, volveríamos a llevar el coche ahí. No sólo solucionaron el problema de la puerta sino también el que había sido el motivo principal de nuestra visita: la tarjeta manos libres.
La tarjeta manos libres que no se libera
Una de las personas que usó el Clio se equivocó y metió la tarjeta manos libres (la que permite abrir y cerrar el coche, además de arrancarlo, al revés en la ranura que hay en la consola. No sabemos por qué la metió ahí ya que no es necesario hacerlo para arrancar el coche (basta con llevarla encima). Tampoco entendemos que Renault no la diseñase de tal modo que no fuese posible meterla de la forma incorrecta. Pero lo cierto es que la tarjeta se quedó atascada en la ranura y no pudimos sacarla.
Contactamos telefónicamente a las doce de la mañana con el taller Renault José Jurado donde nos dijeron que podíamos llevar el coche en ese mismo momento. Una vez allí, nos explicaron que primero intentarían sacar el trozo de la tarjeta sin desmontar ninguna pieza y que si no lo conseguían, desmontarían la pieza o piezas correspondientes de la consola. En ese momento no nos pudieron anticipar cuál sería el importe de la reparación porque existía el riesgo que el propio lector de la tarjeta estuviese dañado y eso podría aumentar considerablemente el coste de la operación.
Al día siguiente nos llamaron para avisarnos de que ya la habían sacado. El importe de la factura fue 58,77 euros, que corresponde al precio de una hora de mano de obra con IVA incluido. Según ellos, fue un trabajo sencillo. Más información sobre el problema con la tarjeta y el cambio de la cerradura en el blog.
Fallo del programador de velocidad.
Poco antes de pasar la revisión de los 90.000 km nos volvió a fallar el control de velocidad, interrumpiendo la aceleración si aviso a la vez que en el cuadro de instrumentos se iluminaban el testigo de avería y el del control de estabilidad, además de aparecer en la pantalla los siguientes mensajes: error en el sistema de frenado y en el vehículo; desconexión del ESC y del asistente de arranque en pendiente. Más información en esta entrada del blog.
Es la segunda vez que nos sucede. Cuando el Clio tenía cerca de 61 000 kilómetros, nos pasó exactamente lo mismo. En aquella ocasión, también habíamos circulado con el control de velocidad activo cerca de 250 kilómetros. No decidimos darle importancia puesto que en la revisión de los 60 000 kilómetros —que la realizamos con 61 487; en esta entrada contamos cómo nos fue— al conectar el ordenador de diagnosis al vehículo, éste no indicó fallo alguno.
Ruido en la suspensión delantera
Con 63144 km llevamos el Clio al taller —esta vez a Renault Automoción Qualiauto S.A (Getafe)— porque desde hacía varios meses la suspensión delantera hace ruido al pasar por los baches o tomar una rampa de garaje. Normalmente lo hace cuando el coche lleva un tiempo parado, no cuando lleva circulando un rato. El ruido se puede escuchar en el siguiente vídeo.
La elección del taller estuvo limitada a uno cercano a Madrid por si era necesario dejar el coche varios días, ya que desconocíamos cuánto iba a durar la reparación. Tras hablar con el taller por teléfono, acordamos dejar el coche la tarde del lunes para que el coche estuviese parado toda la noche y así fuese más probable reproducir el problema.
Como nos ha ocurrido otras veces, no todas, al entregarles el coche solo protegieron el asiento y la alfombrilla, no cubrieron el aro del volante ni el pomo del cambio. La persona que nos atendió, tras mover el coche, nos dijo: «uff, cómo tiembla, quizás sea una bobina de encendido». No tenemos constancia de que el motor del Clio tiemble de manera anormal, al menos siempre lo ha hecho del mismo modo (es un motor de tres cilindros).
Finalizado el papeleo, nos ofrecieron transporte hasta Getafe. El martes nos llamaron para decirnos que las gomas de la barra estabilizadora estaban en mal estado. Su sustitución entraba en garantía y las tendrían cambiadas ese mismo día en el caso de recibirlas antes de las 17:00. No fue así y el Clio estuvo listo al día siguiente.
En general, estamos satisfechos con el trabajo realizado en el taller. Han sido atentos y amables, han solucionado el ruido de la suspensión, corregido el exceso de aceite del motor y detectado y reemplazado unas pastillas de freno desgastadas. Más información de esta intervención en el blog.
Avería en la caja de cambios
Al igual que nos ocurrió con la caja de cambios del Volkswagen Golf, modelo del que hicimos la anterior prueba de larga duración, la caja del Clio se nos averió. La del Golf era automática y nos dejó tirados. La del Clio, que es manual, nos advirtió mediante un ruido de que algo sucedía.
Fue el 24 de junio de 2014, cuando el coche tenía alrededor de 86 000 km. Salimos del centro de Madrid dirección Zaragoza. Al abandonar las calles de la ciudad y empezar a circular a más velocidad por la autovía se oía nítidamente. El ruido era proporcional a la carga del motor, mayor cuanto más aceleraba y no tanto cuanto más rápido se iba (que también, pero en menor relación). Al pisar el embrague desaparecía. Si se levantaba el pie del acelerador el ruido disminuía hasta que al cabo de un tiempo volvía aumentar.
Ante la sospecha de que fuese un problema grave y con un viaje largo de por medio, localizamos en el navegador de Clio el taller de Renault más cercano. Era Talleres Azuqueca, S.L. (Azuqueca de Henares, Madrid). Era un taller más bien pequeño, menos aséptico que los de las grandes concesiones. Nos atendió la que parecía ser la recepcionista del taller. Le explicamos lo que nos pasaba y le pedimos que nos dijesen si podíamos seguir el viaje o no. Se acercó a consultar a un mecánico al cual vimos girar la cabeza de lado a lado, negando. La mujer volvió a la recepción y nos dijo que no podían mirarlo, que si queríamos dejásemos el coche. Comprendemos que pudiesen estar muy ocupados pero nos parece que no es la mejor manera de tratar a un cliente sin ni siquiera acercarse al coche y perder 5 minutos en escuchar el ruido.
Dada la situación consultamos otra vez en el navegador otro taller próximo. En esta ocasión Autocarpe Concesionario S.L. (Alcalá de Henares, Madrid). Al llegar vimos que tenía unas instalaciones grandes y un taller limpio y ordenado. Nos atendió un recepcionista, le dimos la misma explicación que a la del taller anterior En esta ocasión tuvimos más suerte: nos respondió que en unos minutos un mecánico revisaría el coche. Así fue, en unos cinco minutos o menos un mecánico joven se subió con nosotros al coche, conduciendo él. Durante varios kilómetros estuvo haciendo pruebas descartando posibles problemas. Al final, como no estaba seguro de lo que era, nos dijo que necesitaba subir el coche a un elevador.
Nada más llegar al taller así lo hizo y, con ayuda de otro mecánico, estuvo haciendo pruebas. Con el coche subido en el elevador y las ruedas girando en el aire, el ruido era muy evidente. Poco después confirmó lo que ya suponíamos, que la caja de cambios estaba averiada. Para tener la certeza, sacó aceite de la caja que vertió en una jarra transparente. Al fondo, en la jarra, había restos de viruta metálica. Más información del diagnóstico de la avería en el blog
Había que cambiar la caja de cambios, operación que estaba, en principio, cubierta por la garantía. Su previsión era que, si todo iba bien, el coche estaría ese mismo jueves por la tarde (estábamos a martes), algo que nos sorprendió dado los antecedentes con los recambios.
Al día siguiente, tal y como nos habían dicho, nos confirmaron vía SMS que Renault había autorizado la reparación en garantía. Es un paso obligatorio antes de que ellos puedan hacer la sustitución. Lo que no nos podían decir es qué le pasaba a nuestra caja de cambios porque la averiada la envían a Renault, ellos no la desmontan. Ocho días después nos avisan de que podemos ir al día siguiente a recoger el coche. Con el cambio de la caja han tenido que reemplazar también los líquidos refrigerante y de frenos. Más detalles sobre la reparación en el blog.
La valoración general de este taller es muy buena, tanto por el servicio que nos han dado como por el trato recibido. Volveríamos a él.
Segundo cambio de neumáticos. Problemas con el alineado.
Tras hacer 56 000 km con los neumáticos «all-weather» Vredestein Quatrac 3 M+S, los delanteros estaban muy degradados y los delanteros aún mantenían un buen estado. Como en el manual del Clio indica que no hay que rotar los neumáticos para igualar el desgaste, tuvimos que cambiar los cuatro.
Para su reemplazo decidimos probar con unos neumáticos «baratos». Entre la mucha oferta disponible decicimos probar los Nankang Sportnex NS-20 (205/45 R17 88W XL). Nankang es una empresa de neumáticos china, unas de las que actualmente tiene mayor éxito comercial en España y de la que existe una red de distribución amplia. Los compramos por 236,52 € en la página web Onneu, que era la empresa que los vendía más baratos. Más información del proceso de compra y el montaje en el blog.
Entre la lista de talleres que ofrecen para el montaje de los neumáticos elegimos uno de la red Omnia Motor, sito en Fuenlabrada. Omnia Motor es una red de talleres perteneciente a Pirelli. Con el montaje y el equilibrado (67 €) no tuvimos problemas, pero sí con el alineado, que hiceron mal y, además, usando como referencia los datos del Clio de la generación anterior.
Para solucionarlo acudimos al taller Los Sanabreses (Madrid) de la marca Motrio (pertenece a Renault). Aquí tampoco alinearon bien el coche pero reconcieron no poderlo hacer, nos devolvieron el dinero (50,82 €) y nos trataron con amabilidad, algo que no ocurrió en Omnia Motor Fuenlabrada. Finalmente, acudimos a Coslauto, un taller de la Red Renault ubicado en Coslada. Aquí sí tienen la máquina con los datos del Clio IV y nos hacen correctamente la alineación (93,44 €).
Teniendo la certeza de que los datos del Clio III y el Clio IV eran distintos, reclamamos a Omnia Motor Fuenlabrada el importe del alineado (48,00 €), pero nos dicen que para devolvernos el dinero deben realizar un alienado para dejar los parámetros que estaban antes de que ellos tocaran el vehículo y que si el coche ya había estado en otro taller, no pueden hacer nada. Más detalles y fotografías en la entrada del blog "Problemas con el alineado de los neumáticos".
Sin pastilla de freno
Durante un viaje por Cataluña, cuando el Clio tenía algo más de 118 000 km, oimos un ruido estridente proveniente de los frenos. Incialmente pensamos que es porque se había introducido una piedra entre la pastilla y el disco pero fue a más. Esto sucedió un sábado por la tarde, así que hasta el lunes no pudimos llevar el coche a un taller en Lérida, tras hacer 500 km más en esas condiciones, tratando con mucho mimo los frenos y usándolos lo menos posible.
En el taller Autansa 3000 nos atendieron muy bien. A pesar del trabajo que tenían, hicieron un hueco para poder trabajar en nuestro Clio y que pudiesemos continuar el viaje de regreso a Madrid. Como se puede ver en la foto, una de las pastillas estaba mucho más desgastada que el resto. Tanto, que lo que rozaba con el disco no era el ferodo sino el propio metal que le hace de soporte. En esta estrada del blog hay más información, fotos y un vídeo.