Hemos probado en profundidad la versión Diesel de 184 CV con tracción delantera y cambio manual, y la de gasolina de 230 CV con tracción delantera y cambio automático. También hemos conducido el TTS de 310 CV, pero de forma más breve y sin poder tomar mediciones propias como sí lo hemos hecho con los otros dos motores. La mayor parte de las impresiones que detallamos a continuación corresponden a las dos versiones de menor potencia.
Las cualidades dinámicas del Audi TT satisfarán más a aquellas personas que quieran un coche con una suspensión dura, que a quien quiera un cupé para viajar con comodidad. Los Audi TT que hemos probado con motores de 184 y 230 CV tenían la suspensión de serie, llamada «deportiva»; la impresión que nos ha quedado es que es dura. Gracias a ella, la carrocería del Audi TT tiene muy poca tendencia a cabecear o balancear. Lo negativo es que es seca, pues responde con excesiva brusquedad ante las irregularidades. Esta sensación de sequedad la hemos tenido, sobre todo, en el Audi TT de 230 caballos que tenía ruedas de 20 pulgadas de diámetro (neumáticos 255/30). El TT Diesel tenía llantas de 18 pulgadas (neumáticos 245/40 R18).
Un Peugeot RCZ y un Volkswagen Scirocco son más confortables. Un Audi S3, que si bien no tiene mucho que ver con el TT por tipo de carrocería (pero quizá haya alguien que lo considere como alternativa), es claramente más confortable pues su suspensión tiene más capacidad para aislar a los ocupantes del estado del piso, sin que por ello sea menos ágil en curvas.
Además de la suspensión de serie, hay otras dos en opción. Una denominada «deportiva S», que es más dura y deja la carrocería más cerca del suelo. No la hemos probado. La otra es de dureza variable —Audi Magnetic Ride, de serie en el TTS— y permite elegir entre dos grados de firmeza predefinidos (Confort y Dynamic) más un modo automático. Pablo González, que la probó en la presentación, escribió lo siguiente: «En el modo Confort la suspensión absorbe ligeramente mejor los baches que la de serie, pero esta diferencia no es siempre evidente. En el modo Dynamic es más firme que la de serie y sólo recomendaría su activación en caso de que el asfalto esté en perfecto estado. Si el firme está bacheado hay que sujetar con fuerza el volante para evitar que las irregularidades afecten a la trayectoria».
La conducción del TT es precisa gracias a la firmeza de la suspensión, a que se aparta poco de la trayectoria indicada con el volante porque la adherencia es elevada y la frenada es potente. El Audi TT es un coche fácil de conducir pues reacciona de forma previsible y no pone en aprietos al conductor aunque el firme esté deslizante (algo que sí puede ocurrir en sus rivales de tracción trasera). Pero no parece un deportivo hecho para que su conducción enamore. O eso nos parece. Si bien permite ir muy rápido, no es ideal para los conductores que quieran un coche que dé mucha información y que deje sentir muy bien lo que ocurre a través del volante. La dirección del Audi TT es rápida pero tiene un tacto artificial si la comparamos con la de un Porsche Cayman y, en menor medida, con la de un Peugeot RCZ.
El Audi TT se puede elegir con tracción delantera o total. Tiene tracción delantera con el motor Diesel de 184 caballos y delantera o total con el gasolina de 230. En carreteras secas y con buena adherencia, no he notado diferencias claras en sus reacciones debidas a que la tracción sea en dos o en cuatro ruedas. Seguramente la impresión cambie sobre firme deslizante. Pablo, que condujo el TT en condiciones más exigentes (en circuito), escribió lo siguiente al respecto: «Al sistema de tracción total le veo dos ventajas con respecto a la tracción delantera. La primera es que, sobre firme deslizante, permite anticipar el momento en que se puede volver a pisar el acelerador a la salida de las curvas y, la segunda, es una mayor facilidad para que el eje trasero se deslice lateralmente lo justo para ayudar completar los giros cerrados. Esto último se consigue gracias a que el sistema quattro, cuando está seleccionada la configuración Dynamic, desvía, en determinadas circunstancias, mayor cantidad de par a las ruedas del eje posterior. En las versiones con tracción delantera, los controles electrónicos de ayuda a la conducción actúan con mayor frecuencia, tratando de evitar una desviación de la trayectoria con respecto a la indicada con el volante. Cumplen con su cometido satisfactoriamente».
Los motores de 184 y 230 CV dan un empuje muy por encima de lo que es necesario para circular con normalidad y para adelantar en carreteras de doble sentido ocupando poco tiempo el carril contrario. La entrega de fuerza y respuesta de ambos son tan distintas que casi lo de menos es la potencia máxima. El de 230 CV ofrece una respuesta lineal (es decir, la fuerza llega de menos a más, progresivamente y sin altibajos) desde un régimen muy bajo hasta unas 7000 rpm. Da la impresión que, al margen de la velocidad que se lleve engranada, siempre hay empuje, empuje que llega nada más pisar el acelerador. Por si fuera poco, el sonido es bonito y su suavidad ejemplar. El motor Diesel, por su parte, empuja con contundencia entre 2000 y 4000 rpm. A un régimen inferior a esas 2000 rpm hay poca aceleración y por encima de 4000 parece perezoso. Cuando funciona al ralentí o a baja velocidad, no cabe duda que se trata de un Diesel; incluso parece un Diesel algo anticuado pues sus vibraciones y ruido son muy evidentes. Eso sí, en carretera el ruido del motor pasa casi desapercibido.
Según nuestras mediciones de aceleración, tanto uno como otro Audi TT tiene buena capacidad de aceleración para la potencia anunciada si los comparamos con otros vehículos de características semejantes. Si enfrentamos a los dos Audi TT por su capacidad de aceleración, vemos que el Diesel es en torno a un 20% más lento. Ahora bien, consume mucho menos carburante, y un carburante menos costoso.
En nuestro recorrido habitual de consumo (que es de 143 kilómetros por una autovía con fuertes pendientes y buscando una media de 120 km/h) el TT Diesel de 184 caballos ha consumido 5,5 l/100 km y el TT de gasolina de 230 caballos con cambio automático y tracción total, 8,4 l/100 km. El consumo del Audi TT Diesel se mantiene en valores bajos aunque se conduzca descuidadamente o a ritmo elevado; en el caso del de gasolina, el gasto me ha parecido mucho más sensible al estilo de conducción.
El cambio manual funciona bien por precisión, dureza y longitud de los recorridos de la palanca. El cambio automático pasa de una marcha a otra con mucha rapidez y sin dar tirones, incluso en el modo Dynamic, el más agresivo. En este modo, además, hace que el escape de un pequeño petardeo cuando sube de una marcha a otra.