El habitáculo rezuma calidad. Los materiales utilizados para recubrir el habitáculo tienen un aspecto y un tacto muy buenos y los ajustes entre las diferentes piezas son muy precisos. La calidad de realización es parecida a la de otros Audi de precio similar.
La primera vez que se entra en el Audi TT la mirada se desvía (casi inevitablemente) hacia la instrumentación. La pantalla, en la que se muestra toda la información relativa a la conducción y otras funciones, da una imagen nítida y brillante, incluso cuando la luz del sol incide directamente sobre ella —en la parte inferior de la instrumentación hay un sensor de luz que adecua la intensidad de la retroiluminación a las condiciones lumínicas—. Tiene una resolución de 1440 x 540 píxeles y los gráficos son generados por un procesador NVIDIA Tegra T30 (tiene cuatro núcleos y una frecuencia de reloj de 1 Ghz) que trabaja bajo el sistema operativo QNX de Blackberry.
Las imágenes fluyen sin saltos y los gráficos son de muy buena calidad. Además, la flexibilidad que da en la entrega de la información es extraordinaria (imágenes de algunas de sus posibilidades). Básicamente, puede mostrar la información de dos maneras. Una, dando mayor importancia al velocímetro y el cuentarrevoluciones (imagen), y otra, en la que predominan los datos del sistema de navegación (imagen). En la versión TTS hay una tercera presentación en la que toma protagonismo el cuentarrevoluciones (imagen). Sin embargo, para hacerse una idea de todas las posibilidades, o por lo menos de muchas de ellas, recomendamos visitar el apartado vídeos.
Un inconveniente que –antes de probar el TT- veíamos a concentrar toda la información en la instrumentación es que el acompañante podría quedar excluido de participar en la regulación de muchos de los sistemas del vehículo. Audi dice que este problema se resuelve si el pasajero utiliza una aplicación móvil específica para el Audi TT a través de la cual puede elegir una canción o fijar un destino y enviar la orden al coche (la orden no se ejecuta si el conductor no la aprueba). Pero hemos comprobado que esta pantalla también se puede manejar desde el puesto del acompañante, pues se ve casi por completo y los mandos de control quedan a mano (los que hay entre los asientos, imagen).
Cuando el conductor es el encargado de manejar todas las funciones, tiene dos posibilidades para hacerlo. Una es desde los mandos que hay entre los asientos mencionados anteriormente. Y otra desde los mandos (ruletas y botones) que hay en los brazos del volante (imagen). La estructura de menús y posición de los botones es sencilla e intuitiva. Creemos que una persona que esté acostumbrada a manejar dispositivos electrónicos modernos asimilará en poco tiempo el funcionamiento de esta pantalla. Ahora bien, llegar a dominar el sistema, a que su uso no implique una pérdida significativa de concentración en la conducción, quizá requiera un periodo de adaptación considerable (no tanto porque la estructura de menús sea complicada, sino porque hay muchas cosas que manejar).
Para reducir al máximo las distracciones es aconsejable dedicar tiempo al aprender el funcionamiento del sistema de reconocimiento de voz. Es distinto al que actualmente emplea Audi en otros modelos ya que permite dar instrucciones más sencillas como por ejemplo «Llévame a Sevilla» y «Quiero hablar con Antonio», al estilo de manejo de algunos teléfonos inteligentes. Durante los días que he probado el Audi TT no he tenido tiempo suficiente para comprender por completo su funcionamiento y me ha parecido que no siempre entiende bien la voz (incluso después de usar una función que permite adaptar el reconocimiento a las características de la voz de cada uno). Más información en el vídeo «sistema de reconocimiento de órdenes vocales con el MMI Navegación».
Otro elemento que llama la atención del habitáculo es la disposición de los mandos para el control del sistema de climatización. Están colocados en el centro de las tres salidas centrales de aire que hay en la consola (imagen). En las salidas de aire laterales (la del conductor y la del acompañante) también hay un botón para activar la calefacción en los asientos (imagen).
El climatizador del Audi TT es de una sola zona y su funcionamiento es bueno. Es decir, mantiene bien la temperatura seleccionada, la modifica con rapidez si es necesario y sus salidas de se pueden ajustar convenienemente para que las corrientes de aire no molesten a los ocupantes.
Las dos plazas delanteras son espaciosas (tabla comparativa de mediciones del interior) al menos para personas de hasta 1,95 metros de estatura (no sé si quien sea más alto tendrá problemas de altura libre al techo). Los asientos delanteros pueden ser de dos tipos: los básicos (llamados «deportivos») y los denominados «deportivos S» (imagen), de serie en el TTS y opcionales en el resto de la gama. En los dos casos, los reposacabezas van integrados en los respaldos y no hay posibilidad de variar su altura. Nos han gustado más los «deportivos S» porque recogen mejor el cuerpo (sobre todo lateralmente), tienen la banqueta extensible (imagen) y el reposacabezas queda mejor ubicado respecto a la cabeza para personas de, calculo, más de 1,80 metros. Los reposacabezas de los asientos de serie quizá queden algo bajos —más cerca del cuello que de la parte media de la cabeza— a quienes midan más de la estatura mencionada.
Lo que menos nos han gustado del puesto de conducción es el volante. El que tenían los Audi TT que hemos probado era el llamado «deportivo S de tres radios», imagen. Es incómodo por varias razones. Por una parte, está muy achatado por su parte inferior; por otra, la sección de su aro no es redonda sino que tiene diversas formas que no siempre se adaptan bien a la mano.
Entre los asientos delanteros hay dos huecos para dejar objetos, pero no son especialmente grandes (el que está situado por delante de la palanca del cambio tiene una tapa —imagen— y, en su interior, se encuentran las tomas AUX y USB). Debajo del reposabrazos delantero hay un espacio de mayores dimensiones, con la toma de 12 voltios. Los bolsillos de las puertas son alargados (imagen), pero estrechos y poco profundos (por lo que es probable que si se introduce una botella de medio litro en ellos, ésta salga despedida en alguna curva).
Los dos parasoles tienen un espejo con tapa e iluminación (imagen). En el plafón delantero hay dos luces de lectura que se conectan de manera independiente. Para encenderlas no hay que pulsar ningún botón, basta con deslizar el dedo sobre la superficie del plástico que protege las bombillas (imagen).
El espacio en las dos plazas traseras (imagen) es exiguo y el acceso a ellas dificultoso. Un adulto de talla normal puede sentarse en ellas, pero en absoluto viajará cómodo porque sus piernas quedarán aprisionadas contra el asiento delantero y el cuello deberá ir doblado para que quepa la cabeza. Estas plazas tienen anclajes ISOFIX, pero difícilmente cabrá una sillita y un niño encima.
La capacidad del maletero es 305 litros. Su profundidad y anchura es equiparable a la de un Volkswagen Golf, pero la altura hasta la cortinilla es casi la mitad (24 centímetros), lo que supone una importante limitación para transportar algunos objetos. El borde de carga está a 82 centímetros, muy alto. Debajo del piso se encuentra el kit de reparación de pinchazos y la batería (imagen). En una de las paredes del maletero hay una toma de corriente de 12 voltios. Para aumentar el espacio de carga, es posible abatir los respaldos de los asientos traseros y queda una superficie enrasada (imagen).
La carrocería del Audi TT es relativamente funcional para dos pasajeros (los delanteros), siempre teniendo en cuenta su condición de cupé. Así, el acceso al interior es correcto, pues los asientos no van demasiado bajos y las puertas liberan un hueco amplio. Una vez dentro, la visibilidad es aceptablemente buena en todas las direcciones, sin grandes ángulos muertos.