En coches como el Audi A6 es difícil de saber si quien lo compra utilizará el coche en modo familiar y si conviene analizarlo desde ese punto de vista, o si lo utilizará como coche de representación. En este último caso, ¿con chófer o sin chófer? Empiezo la crónica desde el asiento de atrás, con el chófer delante.
El espacio para las piernas del Audi A6 se sitúa en la zona media entre los coches de su categoría y tamaño. Un Mercedes-Benz Clase E tiene un espacio para las rodillas cuatro centímetros mayor, con un conductor que ponga el respaldo del asiento a la misma distancia del pedal del freno en los dos coches. Un BMW Serie 5, un Citroën C6 y un Jaguar XF miden exactamente lo mismo que el A6. El Lexus GS tiene un centímetro menos. En todos los casos, el espacio es suficiente como para resultar confortable, salvo para personas muy altas (mediciones interiores).
Quienes miden más de 1,85 metros de altura, están más limitados por la distancia desde la banqueta al techo que por el espacio para las piernas. En el A6, la altura también está en la zona media, en relación a sus competidores. De nuevo el Clase E se impone, con cinco centímetros más que el A6. El Serie 5 y el C6 empatan con el Audi, y el resto de los mencionados arriba dejan menos espacio para la cabeza.
Aunque se trata de un coche homologado para cinco plazas, no existe la posibilidad de que en el asiento posterior del A6 vayan tres ocupantes sentados con comodidad. Si son adultos corpulentos, con más motivo, porque se trata de un coche más estrecho que la mayoría de sus competidores.
Si son poco corpulentos, porque el desafortunado a quien corresponda ocupar la plaza central tendrá que viajar continuamente como un pájaro posado en un columpio, siempre en equilibrio, en una zona central del asiento estrecha y curvada, que no recoge bien el cuerpo y con la espalda arqueada por un respaldo duro y convexo conformado por el reposabrazos central. Sucede en la mayoría de berlinas de representación y también en otros coches. Hay que estar atento en el concesionario, hacer subir a toda la familia y comprobar el asiento central antes de tomar la decisión de compra.
En muchas ocasiones, el ocupante de esta plaza central tiene que ser el mayor de los tres hijos, porque sus dos hermanos menores tienen que ocupar de forma inexcusable los asientos laterales, donde están las fijaciones Isofix. Para colmo, el túnel central es abultado, por lo que el ocupante de esa plaza tiene que abrir bien las piernas para apoyar cada pie a un lado del túnel central. Quizá los niños aguanten, pero no es un lugar cómodo para ir. Con tres hijos, es recomendable plantearse la compra de otro coche.
Los asientos laterales resultan cómodos por dureza y porque recogen bien el cuerpo. El A6 es un coche bajo y la entrada y salida requieren una flexión de piernas considerable. Un buen chófer no debe aparcarlo nunca pegado al bordillo porque acceder desde una acera alta dificulta enormemente la operación de entrada y salida, especialmente en los asientos traseros. Los asientos delanteros, regulables en altura, no presentan tanto problema.
Por tratarse de un coche bajo no resulta cómodo para manipular la sillita de un niño ni atarle el cinturón sentado dentro. La puerta trasera, en contrapartida, se abre mucho y se mantiene abierta casi a 90 grados. Las puertas delanteras no abren tanto.
En un coche conducido por un chófer hay un aspecto fundamental: la cantidad y calidad de la luz para leer en el asiento posterior. ¿Para qué sirve un chófer si no es para aprovechar el tiempo durante el trayecto?. En el A6 hay dos buenas luces para lectura en el asiento posterior. Una para cada uno de los lados. Están dirigidas y son potentes. Se me olvidó probar si molestan al conductor encendidas por la noche. En ciudad seguro que no, pero en una carretera oscura sí pueden resultar molestas.
Además de la buena iluminación, los pasajeros disponen de tres salidas de aire por cada lado, en la consola central, en el montante de la puerta y por debajo del asiento delantero, con regulación independiente de la temperatura en cada una de las plazas posteriores (opcional por 775 Euros, en la versión 2.0 de 177 caballos de potencia)
Dos enganches para percha en cada lado, ceniceros y bolsas en las puertas (caben botellas de 1,5 litros), dos portalatas (opcional en un paquete) y un hueco para guardar por ejemplo los chalecos de emergencia en el reposabrazos central hacen de las plazas laterales traseras un lugar confortable para pasar periodos largos de tiempo. Materiales de calidad y un buen ajuste rematan el conjunto.
El respaldo de los asientos posteriores es abatible, pero no es recomendable llevar bultos con los respaldos abatidos porque no existe posibilidad de montar una red que proteja a los pasajeros del impacto de los bultos en caso de accidente o frenazo brusco. También se puede abrir un hueco en el reposabrazos central para llevar objetos largos como esquís. Todas las partes abatibles están protegidas con llave. Esas cerraduras están pensadas para dejar la llave a un aparcacoches o en el taller con la tranquilidad de que no tendrán acceso al maletero. El maletero es grande y regular, de 530 litros y no muy alto (49 centímetros). La altura de carga desde el suelo es de poco más de 60 centímetros, normal-baja entre los turismos.
Ni con los asientos regulables manualmente ni con los eléctricos, la banqueta delantera del Audi A6 puede situarse especialmente baja. Para quien aprecie conducir a ras del piso, conviene que antes de decidirse por un A6 pruebe en el concesionario (mejor dándose una vuelta) que la postura que consigue es de su agrado. El volante se regula con amplitud en todas las direcciones necesarias para adaptarlo a la posición del asiento y del conductor. La palanca de cambios está bien situada y el brazo no se choca con nada al desplazarla para insertar las marchas. Hay diferentes posiciones en las que me he encontrado cómodo.
Existen suficientes lugares para depositar objetos, la visión de la instrumentación es clara y las pantallas de información se pueden gestionar bien a través de los mandos en el volante o mediante el mando giratorio situado entre los asientos. Las teclas planas que hay situadas alrededor de este mando no se distinguen bien al tacto, por lo que si tuvieran formas diferentes o marcas en relieve ayudaría a presionarlas correctamente sin separar la vista de la carretera. Supongo que, con el tiempo, si el coche es de tu propiedad, se debe acabar aprendiendo. Pero entre unas y otras, a mi juicio hay demasiadas teclas en un lugar que está muy alejado del asfalto. Mirar esa zona para seleccionar por ejemplo el botón con el número 6 no es recomendable.
Las teclas y rodillos del volante sí resultan prácticos. El sistema de reconocimiento de voz tiene un programa para interpretar mejor las órdenes, con ejemplos que hay que repetir. El proceso dura más de cinco minutos. Utilicé este programa y luego reconocía la voz razonablemente bien. La pantalla central queda escondida cuando se quita el contacto y aparece, al darle al botón de arranque, mediante un movimiento de traslación elegante.
El aspecto general es bueno, si bien en nuestra unidad un junquillo de la puerta trasera estaba despegado (no sé si por maltrato o por defecto de origen) y en el interior del salpicadero se producía un ruido al circular sobre asfalto rugoso.