Si el A2 estuviera hecho con acero pesaría unos 150 kg más, esa es la principal ventaja del aluminio. El gasolina pesa 895 kg, el Diesel pesa 95 kg más; la diferencia no sólo se debe al motor, también a la caja de cambios y la transmisión, el alternador, la batería y a que tiene un calentador eléctrico adicional, para que la calefacción sea más rápida. Junto con el peso, hay ventajas secundarias del aluminio: es más resistente a la corrosión, más fácil y rentable de reciclar, y consume menos energía en la fabricación. Más información del bastidor.
La suspensión es semejante a la de Ibiza o Polo, pero adaptada para que el A2 —más alto— tenga una buena respuesta en carretera. La tiene; no se balancea más que un coche normal (incluso menos), tiene buen tacto de dirección y no reacciona con brusquedad. De serie lleva llantas de 15", opcionalmente unas de 16" que no le sientan muy bien. La suspensión no es muy suave; con las llantas de 16 y neumáticos de perfil 50, resulta un poco incómodo.
El control de estabilidad es equipo de serie y no se puede desconectar, algo que es preferible en cualquier caso y especialmente en coches como el A2. Sí se puede desconectar el control de tracción, para casos que la adherencia es extremadamente baja. La asistencia de la dirección es hidráulica, como ocurre en la mayoría de los coches, pero con un motor eléctrico como bomba. Esto permite variar la asistencia de forma automática, para que se adapte a movimientos de volante más o menos rápidos.