Durante la presentación internacional del Yaris he tenido ocasión de conducir la versión 1.0 VVT-i con el cambio automático MMT, el Yaris 1.5 T-Sport, el Yaris 1.4 D4-D y un Yaris Verso 1.5 VVT-i.
El modelo 1.0 me ha parecido un coche ágil en líneas generales y destaca el buen funcionamiento de su motor con tan sólo 998 cm³ y 65 CV. Es un coche estable y fácil de conducir; los cambios realizados en amortiguadores y muelles parecen haberle dado a la suspensión una capacidad de absorción superior, incrementando ligeramente el confort.
El cambio automático «MMT» me ha parecido fácil de accionar y cómodo de utilizar. En la modalidad de uso completamente automático resulta suave y agradable de utilizar en conducción relajada por carretera y tráfico de ciudad. Sin embargo, parece algo lento y brusco cuando intentamos practicar una conducción más ágil. En tal caso es mucho más interesante pasar al modo de uso manual. Con movimientos secuenciales de la palanca insertamos la marcha deseada y aparece indicada la velocidad engranada en la instrumentación.
Como otros cambios de este tipo, al bajar de marcha acelera ligeramente el motor mientras está desembragado, lo que contribuye a agilizar la reducción y a que sea más suave. Me ha llamado la atención que el movimiento secuencial de este cambio es similar al empleado en los coches de carreras con cambio secuencial, es decir, para subir de marcha hay que mover la palanca hacia atrás y para reducir hay que moverla hacia delante (al contrario de cómo suele ser en los cambios secuenciales de coches de calle).
No me ha gustado tanto a nivel dinámico el Yaris 1.4 D4-D. Primero porque su motor turbodiésel me ha parecido poco enérgico por debajo de 2.000 rpm y carente de potencia por encima de 4.000 rpm, lo que reduce su margen útil a sólo 2.000 vueltas. No es un motor ruidoso y ofrece unas buenas prestaciones, aunque en determinadas ocasiones obliga a reducir alguna marcha para tener capacidad de aceleración. Por otro lado, lo he encontrado mucho más torpe a la hora de inscribirse en curva, parece menos ágil y directo cuando trata de seguir la trayectoria marcada por el volante.
La versión T-Sport me parece satisfactoria para realizar una conducción de estilo deportivo, pero creo que no está al nivel de coches como el Volkswagen Lupo GTi, Peugeot 206 GTi o el Fiat Punto HGT, ni en prestaciones ni en estabilidad. Tiene una suspensión firme y mantiene bien la trayectoria pero el eje trasero no aguanta tan bien los apoyos fuertes como los modelos citados, sobre todo a la hora de levantar el pie del acelerador bruscamente, momento en el que se aprecian en mayor medida los movimientos de la carrocería y los neumáticos traseros pierden adherencia con más facilidad.
Esto hace que la introducción de serie del control de estabilidad sea especialmente positiva en el T-Sport. El VSC me ha parecido bien calibrado y permite realizar una conducción muy rápida sin tener sensación de que entra en funcionamiento más de la cuenta. No limita en exceso las prestaciones del coche al querer sacar el mayor partido a su estabilidad (al menos en carreteras de montaña con muchas curvas lentas de 2ª y 3ª). Cuando el VSC entra en funcionamiento se escucha un pitido de aviso en el interior del vehículo. Dicho pitido puede acabar molestando en determinadas circunstancias (no sé si habrá alguna manera de eliminarlo).
Contrasta que el accionamiento del cambio del T-Sport sea algo duro y lento, cuando en el resto de los Yaris me ha parecido muy suave y rápido. Tiene unos desarrollos cortos que permiten aprovechar bien los 105 CV de un motor que me parece enérgico hasta alcanzar las 6.000 rpm. También es algo ruidoso.
Me ha gustado el tacto de frenos de todos los modelos, por su facilidad de dosificar y resistencia al trato exigente, mientras que la dirección resulta un poco lenta (tiene 3,1 vueltas de volante el T-Sport y 3,3 vueltas el resto de los Yaris).
El Yaris Verso 1.5 VVT-i me ha parecido también muy equilibrado en su comportamiento, con un buen nivel de confort y una estabilidad elevada. Para ganar estabilidad, se aprecia que las suspensiones son algo menos flexibles que en otros Yaris. El motor de 105 CV le permite también moverse con agilidad en cualquier tipo de carretera (lo he probado sin carga). Esta versión puede llevar opcionalmente el control de estabilidad (VSC), elemento que me parece muy recomendable. Como en el T-Sport, se puede desconectar el control de tracción (TRC) pulsando un botón situado en el salpicadero, pero en ningún caso se desconecta el control de estabilidad.