Como otras variantes de la gama Mégane, el Sport Tourer se caracteriza porque tiene una estabilidad buena y unas reacciones que transmiten confianza al conductor en todo tipo de carreteras. También es muy cómodo de suspensión, quizá más que un Ford Focus Sportbreak, un Peugeot 308 SW, un Volvo V50, aunque no podemos asegurarlo porque no hemos conducido estos coches en las mismas circunstancias.
Lo que no tiene es un tacto de dirección tan bueno como algunos de sus rivales, como por ejemplo el Focus Sportbreak o el Volkswagen Golf Variant. Esta característica la pueden apreciar aquellos conductores a los que les guste sentir bien el contacto de las ruedas con la carretera.
Nuestra unidad de pruebas tenía neumáticos Michelin Energy Saver, en medidas 205/55 R16. Este coche con estas ruedas tiene una adherencia correcta en seco. También hemos podido conducirlo con lluvia y con firme deslizante y, en estas condiciones, he echado en falta algo más de agarre.
Hemos conducido con más detenimiento la versión Diesel de 131 CV. A igualdad de motor, el ajuste de la suspensión —sobre todo el de la trasera— nos ha parecido más firme que la del Mégane de cinco puertas. La razón de este ajuste más firme es quizá porque el Sport Tourer está predispuesto a llevar más carga en el maletero.
Curiosamente, a pesar de que parece que tiene una suspensión menos flexible que otros Mégane, su carrocería tiene movimientos más amplios (de balanceo y, en menor medida, de cabeceo), o eso nos ha parecido. Para los que quieran una suspensión más dura (que quizá limite esos movimientos de carrocería) están disponibles las versiones «GT» y «GT Line». Estas versiones también tienen cambios en la dirección, para que tenga un tacto distinto (posiblemente mejor)
1.9 dCi 131 CV
El Mégane Sport Tourer con el motor Diesel de 131 CV tiene un funcionamiento suave y responde con fuerza al acelerar incluso desde un régimen bajo. Esa característica hace que sea muy cómodo de conducir porque no hay que estar muy pendiente del cambio de marchas para obtener buena respuesta.
Su capacidad de aceleración máxima utilizando el motor hasta su límite es normal (según nuestras mediciones, acelera algo menos que un Ford Focus Sportbreak TDCI de 136 CV e igual que otros modelos con motores de menor potencia) y más que suficiente para realizar un adelantamiento en poco espacio o para incorporarse a una vía rápida con seguridad.
Gasta poco combustible. En el recorrido de consumo de referencia (163 km por una autovía con muchos desniveles), intentando realizar una conducción suave y a una velocidad media real de 117 km/h, gastó 6,0 l/100 km (según el ordenador de viaje).
En este mismo recorrido, un Mégane Berlina dCi de 86 CV consumió 6,6 l/100 km, mientras que un Coupé dCi de 106 CV gastó 6,1 l/100 km. La prueba de consumo del Sport Tourer se hizo en condiciones de circulación distintas: un 12 por ciento del recorrido estaba limitado a 80 km/h por obras, por lo que en la otra parte hubo que circular más rápido de lo habitual para mantener la media. En condiciones normales, el consumo habría sido inferior a 6,0 l/100 km (más detalles y comentarios sobre el recorrido de consumo), que es muy poco.
Impresiones sobre la iluminación
Por lo comprobado en otros Mégane, el alumbrado de serie (de bombilla halógena) da una iluminación buena, especialmente en luces de corto alcance. Las largas dan un haz algo estrecho, que ilumina poco los laterales de la carretera.
La unidad que hemos conducido del Mégane Sport Tourer llevaba los faros de doble xenón opcionales. Las luces de corto alcance no nos han parecido tan buenas como en el Mégane Berlina dCi de 160 CV o en el Coupé dCi de 105 CV. Tenían claramente un alcance muy escaso y un haz de luz irregular (es muy posible que tuvieran un defecto en la regulación). De hecho, resultaba difícil circular con sensación de seguridad sin el alumbrado de largo alcance —que es realmente bueno— en carreteras sin iluminar (aunque fueran recorridos habituales).