Algunos automóviles deportivos sacrifican equipamiento para reducir peso y mejorar las prestaciones. En ciertos casos, el sacrificio va más allá y se realizan carrocerías muy bajas y planas, para acercar el centro de gravedad al suelo y conseguir una menor resistencia aerodinámica. Por todo ello, el M5 no puede catalogarse como un coche deportivo. En realidad, un M5 es un vehículo de todo lujo, al que no falta detalle, con unas prestaciones excepcionales.
La flexibilidad de las suspensiones, la dureza del embrague y el sonido del motor impedirían clasificarlo entre los coches de lujo extremo. Pero sí entre de los de mucho lujo y equipamiento completísimo.
Asientos con regulación eléctrica, volante ajustable en profundidad y altura, cuya posición se incluye en la memoria del asiento del conductor, al igual que la de los retrovisores. El volante sube y se retrae al quitar el contacto para facilitar la entrada y salida del conductor y regresa automáticamente a su posición al girar la llave. Tapicería de cuero, climatizador, sistema de navegación, televisor, compact disc, airbag frontales, laterales en las cuatro puertas, para la cabeza en en las plazas delanteras... en fin. De todo. Lo único que no lleva es rueda de repuesto. En caso de un pinchazo, espuma sellante y un compresor permiten llegar a velocidad reducida hasta un punto de asistencia.