Ciertamente, el S6 no es ni igual ni parecido al M5. Las diferencias más notables resultan del distinto propósito que han tenido Audi y BMW para hacer una berlina deportiva: el Audi es más berlina, el BMW más deportivo.
El S6 es también un V8, pero de menor cilindrada y distinta relación entre diámetro y carrera que el M5. El de Audi es un motor de carrera larga que, sin embargo, alcanza la potencia máxima a un régimen más alto que el de BMW, que es de carrera corta. Ambos son casi iguales en potencia específica: 80 CV/litro. Las prestaciones no son muy distintas, el BMW acelera más en recta, el Audi en curva porque tiene mejor motricidad. La causa de ello es que el S6 es un tracción total con un sistema de transmisión muy efectivo; cuando el control de estabilidad empieza a frenar al M5, el S6 todavía tiene capacidad para acelerar y mantener la trayectoria.
La suspensión del A6 es poco flexible, la del M5 lo es aún menos; también las ruedas del Audi absorben más que las del M5. Como coche para usar a diario, con pasajeros que se marean o quejan de la velocidad, en malas carreteras o tráfico lento, por ejemplo) es mejor el S6 porque resulta más cómodo. Por supuesto, no se llega antes con uno que con el otro: rebasan tanto los límites legales y los de un conductor normal (y normalmente bueno), que la diferencia entre ellos es despreciable en condiciones reales de circulación. Otra diferencia despreciable entre ellos es el precio: el precio del M5 es 1,3 millones superior al del S6. Poca cosa, si tenemos en cuenta que un cambio de neumáticos en un M5 cuesta alrededor de 300.000 ptas.