Ni despedida (de momento, aprovecho para saludar a nuestro querido director) ni desaparecida y, mucho menos, de vacaciones. Hemos empleado este mes en situarnos, recolocarnos, adaptarnos y reubicarnos. Pamela (no me resisto a utilizar la tercera persona, como el Papa) escribirá a partir de ahora desde Londres, aburrida de la Pasarela Cibeles y convencida de que, si Madonna busca casa aquí por algo será. Convencida, en fin, de que lo que es bueno para Madonna es bueno para Pamela.
Imbuida de cosmopolitismo, he sobrevivido a las cenas del modernísimo Wagamana (recomiendo el de Lexington Street, porque los sex shops del Soho siempre animan un poco el rollo macrobiótico radical del restaurante) diseñado eso sí, por Paul Smith. A las instalaciones de la Tate Modern. A los precios de Burberrys. Al desnudo de Jerry Hall, enpeñada en castigarnos con el papel de Mrs Robinson en El Graduado y al cumpleaños cien nada menos de la dichosa y experta como nadie vendedora de tazas, reina madre.
Dicho así parece fácil pero, creedme, no lo es. Resumidas las actividades principales y como nuestro (insisto) querido director empieza a ponerse nervioso porque llegado el tercer párrafo no ve coches por ninguna parte, seguimos a lo grande. Los jóvenes londinenses, en general, hartos de deportivos y descapotables encuentran mucho más «cool» el mercado de los Rolls Royces de segunda mano. Siento no poder informar de los precios. En ningun momento el artículo que dedicaba el Times al tema mencionaba la palabra «pound». No sabemos si por pudor de los entrevistados, el entrevistador o por un sentido de la estricta educación que, la verdad, se nos escapa. En cualquier caso, si algún lector está realmente interesado puede dirigirse al foro de Javier Moltó que, como ya os habréis dado cuenta, lo sabe prácticamente todo. Yo me limito a mi cometido.
No se me ocurre nada mejor para llevar en la guantera, llegado el caso, que la autobiografia de Arthur Conan Doyle, publicada por Valdemar. El autor de las aventuras de Sherlock Holmes escribió además una mucho menos conocida pero estupenda serie de novela histórica. Y lo realmente importante, tuvo una vida de lo mas entretenida. Participó en tres guerras: la de Sudán, la de Sudáfrica y la Primera Guerra Mundial y aún tuvo tiempo para practicar el boxeo, el esquí, el periodismo y la medicina en un barco ballenero. No sólo dedicó mas de doscientas páginas ademostrar cientificamente la existencia de las hadas, sino que consiguió fotografiarlas. Y todo esto lo cuenta con una falta de modestia que, la verdad, viviendo en Londres como Madonna, nos parece de lo más apropiado. A Madonna y a mí, se entiende.
*Pamela Parking Rolls es «corresponsal de estilo» de km77.com.
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