Algunos no os acordaréis, otros (incluidos por supuesto mi querido director y yo) no tendríais edad más que para las filosóficas y casi marxistas discusiones entre Epi y Blas sobre el reparto justo de la plusvalía en forma de barra de regaliz. Por entonces, afortunadamente ya superado el horror de las furgonetas hippies y las flores en el parabrisas, Richard Roundtree interpretaba la versión violenta, barriobajera, americana y, sobre todo, negra de James Bond: SHAFT

¿Que James Bond trabajaba al servicio de Su Majestad con licencia para matar? pues ahí estaba Shaft con su cutre despacho de detective en lo mas cutre de Harlem. ¿Que el inglés ligaba, siempre al principio y al final de cada entrega, en hoteles de lujo y con la pistola debajo de la almohada? Shaft, directamente no paraba, eso sí en su cama de colcha de leopardo, terciopelo en las paredes del dormitorio, espejos en el techo y dispuesto a pegarle un tiro a la chica en cuestión a poco que rechistara y sin que se le descolocara el tanga.

¿Smoquin para el inglés? Cuero y cuero y más cuero hasta en lo lugares más insospechados para el americano? ¿Vodka agitado pero no batido? Por Dios ¿es que un hombre puede beber algo aparte del bourbon? Será por cuestiones nostálgicas, pero no podemos dejar de recomendar el remake que se acaba de estrenar con Samuel L. Jackson. Sí, sexo, violencia, machismo, más sexo y más violencia.

Ya, pero viene a cuento por dos cosas. Primero, porque se vuelve a comercializar el PT Cruiser. Nos encanta el revival, que le vamos a hacer. Y segundo, y más importante. El sociólogo ingles Richard Scase acaba de publicar en su último libro, esperemos que pronto a la venta en castellano, una interesante tesis. Las mujeres, superados problemas socioeconómicos y ahora que ya no es necesario lo del marido para sobrevivir, comienzan a escuchar a sus genes y a convertirse en las depredadoras sexuales que la naturaleza siempre quiso que fueran.

Pruebas irrefutables según el doctor. Mayor capacidad verbal y madurez mental. O lo que es igual, mentimos mejor y sufrimos menos. No está mal ¿verdad? Para las que quieran explotar sus talentos naturales, el PT Cruiser no es un mal punto de partida. El cuero, tampoco y, desde luego, Shaft, en versión antigua o moderna puede resultar de lo más esclarecedor. Me temo, chicas, que todavía tenemos mucho que aprender. Por supuesto, el tanga, siempre opcional. Calvin Klein no deja de ser un valor seguro, pero dado el tema que nos ocupa, ¿qué me decís de Prada? Suele producir un divertido efecto paralizador.

Para los que discrepen, hayan experimentado en sus carnes la veracidad de la teoría o, simplemente se aterroricen con sólo imaginarse a menos de un metro la versión femenina de Shaft, ahí está el foro y el consultorio. Si os atrevéis, claro.

*Pamela Parking Rolls es «corresponsal de estilo» de km77.com.