Este nuevo Megane eléctrico es un coche de amplitud normal para las dimensiones de la carrocería. Mide 4,20 metros de longitud. La anchura es de 1,77 metros, parecida a la de un Peugeot 2008 o un Toyota Yaris Cross, pero, curiosamente, menor que la de un Renault Clio. La cota más justa es la de espacio para las piernas de los ocupantes traseros o para colocar una silla infantil de las que hay que llevar en sentido contrario a la marcha. En esta página se pueden ver las cotas del habitáculo comparadas con otros coches semejantes y, si se accede a la página «Detalle», se pueden añadir a voluntad los coches con los que se quiere comparar.
Respecto al Mégane no-eléctrico lo más reseñable quizás sea que el piso del coche está prácticamente a la misma altura que el marco inferior de la puerta, no porque la puerta llegue muy abajo, sino porque el piso está más alto. Es así porque debajo va la batería (que tiene 11 cm de altura; 18 contando su sistema de climatización).
Al volante no he tenido ninguna sensación extraña, como la de ir con los pies muy altos, aunque he tenido que retrasar el asiento algo más que en otros coches para no estar muy pegado a los pedales. Sentado en el lado del pasajero lo de tener que alejarse es necesario porque el mamparo que separa el habitáculo del vano motor está más cerca de lo habitual y las rodillas quedan muy flexionadas si no se retrasa. A algunas personas, la bandeja pensada para colocar el móvil (imagen) les puede quedar a la altura de la rodilla y golpearse con ella en las curvas. Hay otro detalle que seguramente pase desapercibido para la mayoría de los usuarios, pero no para los que sean más altos: para salir de las plazas delanteras hay que doblar el cuello y el tronco más de lo habitual.
Los asientos delanteros me han parecido cómodos y sujetan correctamente el cuerpo en un uso normal. La versión que hemos probado es la más equipada —Iconic— y los ajustes son mediante mandos eléctricos (imagen). También están calefactados (no existe la opción de que tengan ventilación) y cuentan con una función masaje con tres programas. El sistema que da el masaje es de los sencillos, el cojín del apoyo lumbar incrementa y reduce la presión mientras sube y baja (no es un sistema con varias cámaras de aire que se hinchan).
Detrás, el espacio es escaso para tres adultos o para que vaya uno entre dos sillas ancladas con las sujeciones Isofix (imagen). Se va sentado con las rodillas altas por la poca distancia de la banqueta al suelo, con la rodilla flexionada y con poca parte del muslo apoyando bien sobre la superficie de la banqueta. El piso es completamente plano (imagen), no hay obstáculos en él que molesten para pasar de un lado al otro o para colocar los pies.
Este Megane es el Renault con mayor sensación de calidad que recuerdo (bien es cierto que no he subido, o no me acuerdo, en un Latitude). No se oyen «grillos» y el ruido exterior no pasa a través de las puertas como si fuera dos simples hojas de chapa, algo que sí ocurre en algún otro modelo de esta marca.
El nivel de equipamiento Iconic tiene el salpicadero con pespuntes (aunque es de plástico, de no cuero) que da buena sensación. Las tres piezas que forman visualmente una (parte superior del salpicadero y de las puertas delanteras) es un plástico con un relieve de cuadraditos y unos tonos que simulan una madera oscura con vetas claras (imagen); el resultado me parece, estéticamente, bueno.
Renault ha diseñado un salpicadero más convencional que Volkswagen en el ID.3. Y me parece un acierto. Todas las versiones tienen dos pantallas, la del cuadro de instrumentos (imágenes de dos modos de visualización) es siempre la misma, la del sistema multimedia cambia (con el equipamiento básico es más pequeña y de formato horizontal; en el resto es más grande y va orientada en vertical). Además, existen botones mecánicos debajo de la pantalla para manejar el climatizador (imagen). Todo un acierto dado que usarlos supone distraerse menos que buscar el menú correspondiente en una pantalla.
La palanca selectora de avance y retroceso va detrás del volante (imagen), donde es más cómodo manejarla porque no hay que soltar el volante. Pero no es difícil confundirse al manejarla porque es una de los tres conjuntos de mandos que hay en ese lado del volante: también están la palanca de los limpiaparabrisas y el bloque del sistema de sonido (imagen).
Bajo mi criterio, Renault ha resuelto con muy buena nota el sistema multimedia: el equipo openR link funciona con el sistema operativo Android Automotive. Tiene una pantalla grande (no me he subido en un Megane con la pantalla pequeña de orientación horizontal), se ve bien, los menús son claros (en la galería de imágenes hay muchos ejemplos de lo que muestra) y funciona con fluidez. Además, tiene integradas funciones de Google, como el navegador (Google Maps) o el reconocimiento de voz (Google Assistant), con las ventajas que ello supone de actualizaciones y familiarización con los gráficos y su uso.
Conductor y pasajero delantero disponen de una consola central entre los asientos (imagen) con muchos lugares para dejar cosas, uno de ellos oculto por el apoyabrazos (imagen; la versión básica no tiene tapa). Este cajón es el único que no tiene el fondo cubierto de goma o tapizado, el resto de espacios, incluidos las bolsas de las puertas (las traseras también) lo tienen.
La iluminación del habitáculo corre a cargo de cuatro puntos de luz, dos en el plafón delantero (imagen) y otros dos detrás, uno a cada lado. Es curioso porque no hay un mando para encender los cuatro a voluntad, hay que tocar sobre cada uno para que se ilumine.
El maletero es suficiente para el equipaje de cuatro personas. Es un espacio profundo y con un desnivel grande respecto al borde de carga. Bajo él, en la zona más próxima al portón, hay un doble fondo (imagen) en el que caben los triángulos, el cable de recarga (imagen) y algún objeto que no sea muy grande. También puede ser útil para llevar la compra sin que se desparrame por el maletero.