—Carlos,
te vienes con nosotros en el avión de vuelta.—
le había dicho Magda Salarich, Consejera Delegada de
Citroën España, a la salida para el último
bucle —Salvo que subas al podio.
—No me importaría— responde Carlos Sainz.
Finalmente no puede ser y el podio se queda a un paso. Recogemos
y subimos a la furgoneta que nos lleva al aeropuerto. En el
asiento delantero, al lado del conductor, ya está subido
Carlos Sainz, que se queda dormido a los pocos minutos. No
sé si por el cansancio o por el disgusto de ir de copiloto.
El conductor trata de llevarlo con suavidad.
Ya en el avión, se le ve feliz.
—No era nada fácil. No lo era por la responsabilidad.
Y luego fue peor todavía de lo que había imaginado,
porque los tramos el primer día estaban muy embarrados
y era fácil cometer un error.— comenta relajado
—No es fácil. Al primer tramo salí muy
rápido. Más de lo que me hubiera gustado, después
de tanto tiempo y sólo hice el décimo mejor
tiempo. Todo el mundo va muy rápido aquí y no
era nada fácil. No me podía salir, porque hubiera
sido ridículo, tanto para Citroën como para mí.
Si me contratan para sustituir a Duval no puedo salirme. Pero
también me contratan porque Citroën necesita puntos
para el Campeonato del Mundo de Constructores y tenía
que hacer un buen resultado. Estoy muy contento, porque el
equipo está contento y porque estoy satisfecho de lo
que he hecho.
Se le nota que está contento y que tiene ganas de
contarlo. En este momento todavía no sabemos si participará
en Grecia y se hace el remolón. En principio sólo
ha aceptado correr en Turquía. Todo el mundo en Citroën
le presiona para que acepte correr otra más. Se resiste
a confirmarlo, si bien está en el aire que dirá
que sí. (Al día siguiente, el lunes 6 de junio
de 2005 confirma que correrá en Grecia el fin de semana
del 24 al 26 de junio, en lo que probablemente sea su último
rally)
Mira a Magda Salarich satisfecho y le comenta “ya sólo
estamos a cuatro puntos de Peugeot”
—¡Ha dicho ‘estamos’!— digo
yo, porque imagino que puede ser un indicio de una colaboración
más larga.
—Claro— dice Magda Salarich —Carlos es
uno más de nosotros.
Y Carlos asiente.
—Nunca
he estado en ningún equipo tan a gusto como en Citroën.
Sienten los rallies como los siento yo. Tienen pasión
por ganar y ponen pasión en el trabajo. Se nota que
son más latinos que los equipos británicos,
porque lo viven con mucha intensidad y esa intensidad y la
pasión les hace ser muy serios con su trabajo. Se cuida
mucho cada detalle, todo se controla. El rigor es absoluto.
Nunca me he sentido tan a gusto, en ningún equipo,
como me siento en Citroën. Este año, aunque ya
no corría, llamaba a Fréquelin antes de los
rallies para comentar la estrategia, las soluciones que habían
tomado, para preguntarle si habían probado esto o aquello.
Me siento muy bien trabajando con ellos.
—Y ya que estás tan a gusto ¿No hay ninguna
posibilidad de que acabes la temporada con Citroën?—
le pregunto. —Harías feliz a mucha gente. Muchas
personas me han comentado que después de tantos años,
el Mundial de Rallies es otra cosa. Que sin Carlos Sainz ya
no es lo mismo.
Me mira y me da la impresión de que no sabe si agradecerme
lo que digo o si tirarme por la ventanilla del avión.
—No. Yo ya me he retirado del Mundial. Ahora mi interés
es otro. Quiero participar en el París-Dakar y todos
mis esfuerzos se centran en conseguir un equipo (cuando escribo
esta crónica ya se ha anunciado que ha fichado por
Volkswagen para participar el próximo año).
Llevo muchos años sin vacaciones, lejos de mi familia.
Este verano quiero estar con ellos. Yo hago las cosas con
mucha intensidad y ahora ya no pienso en el Mundial de Rallies.
—Pero hay que trabajar— dice Magda Salarich —Sin
trabajar, uno se oxida. Y se aburre.
—Qué va— replica Carlos —Tengo miles
de cosas previstas para julio y agosto. No, no me voy a aburrir
nada.
Ya volamos sobre España y queda poco para aterrizar.
Nos queda claro que como mucho Carlos correrá en Grecia,
pero nada más. Al bajar, les hago una foto a él
y a Magda Salarich al pie del avión.
En el aparcamiento, cerca ya del coche le digo a Carlos “Suerte
en Grecia”. Sonríe y me contesta “Muchas
gracias”. En Grecia consiguió su primera victoria
en el Mundial de rallies. Seguro que intentará despedirse
desde el podio.
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