El Volvo S80 tiene la amplitud normal en un coche de este tamaño, sobresale de la media en anchura en las plazas delanteras, y es un poco peor que la media en espacio para las piernas atrás.
El volante tiene un gran recorrido longitudinal y los asientos se pueden regular hasta una posición baja, por lo que me da la impresión de que cualquier persona de cualquier estatura podrá encontrar la postura que más se acomode a su gusto. Existe un buen apoyo para el pie izquierdo. La palanca de cambios queda bien situada y el apoyabrazos central no molesta al accionar la palanca. En los coches que conduje los asientos tenían regulación eléctrica, pero no el volante, que hay que moverlo de forma manual.
La indicadores analógicos de la instrumentación se ven bien, pero durante el día resulta muy difícil de leer la información que aparece en los displays (con información del ordenador y del cuentakilómetros) situados bajo el indicador de temperatura del motor y del nivel de combustible.
También se ve mal la información del equipo de música, situada en la pantalla de la consola central. En muchas ocasiones, para leer la información del ordenador, tuve que colocar la mano a modo de visera para quitar los reflejos y poder ver los datos.
Las ruedecillas situadas en la palanca del intermitente y del limpiaparabrisas no resultan cómodas. Sirven para variar la información de las pantallas situadas tras el volante (ordenador y cuentakilómetros. Sí se ve muy bien la pantalla del navegador, que se sube y baja sobre el salpicadero y que se gestiona mediante un mando a distancia.
En el salpicadero no hay huecos ni cajitas para dejar objetos pequeños. Sí los hay en la consola central, por detrás de la palanca de cambios, y en el interior del reposabrazos. Las bolsas de las puertas resultan muy estrechas en buen parte de su longitud.