En Renault aseguran que el Vel Satis es un coche diseñado desde dentro hacia fuera. De ahí sus dimensiones y formas poco habituales en una berlina de lujo. Con ello han conseguido una habitabilidad interior excelente pero tampoco han logrado ofrecer unas cotas claramente superiores a las de otras berlinas parecidas. Después de medir el interior y comparar las distintas mediciones, la conclusión clara es que el Vel Satis sólo es más grande que otras berlinas de lujo en altura hasta el techo, y tampoco es el mejor.
Sin embargo, sí es cierto que el volumen total ofrece a los ocupantes una mayor sensación de amplitud que en otras berlinas de cuatro puertas. También tiene la ventaja de disponer de un suelo prácticamente plano y su ligera protuberancia en la parte central apenas condiciona el espacio para los pies del pasajero trasero situado en el medio. Es uno de los pocos coches con equipo de ventilación independiente en las plazas traseras, en donde se puede regular el caudal y temperatura del aire.
En la parte delantera, los asientos del Vel Satis tienen algunas soluciones poco habituales. Además de los ajustes normales en asientos de coches de este tipo (altura y longitud de la banqueta, desplazamiento longitudinal e inclinación del respaldo), tiene una articulación a media altura en el respaldo (con un recorrido de 30°) que permite encontrar el ángulo apetecido entre los dos sectores del respaldo.
Dicho respaldo de reglaje por partes ha llevado a Renault a integrar el cinturón de seguridad en el asiento. Esto también obliga a reforzar mucho la estructura del asiento, pero permite que el ajuste del cinturón sobre el cuerpo sea más eficaz y uniforme en todo momento. El sistema de bloqueo del cinturón es eléctrico en vez de mecánico y evita que éste apriete al pasajero.
El puesto de conducción es agradable. El volante se regula en altura y distancia y el asiento del conductor con reglaje eléctrico ofrece la posibilidad de reglaje en altura e inclinación de la banqueta. A pesar de todo, dicho asiento me ha parecido mejorable, porque apenas ofrece sujeción lateral y carece de apoyo lumbar. Algunos mandos deberían estar también más visibles para el conductor (todos los que están situados en la parte baja del volante).
Por otro lado, Renault ha utilizado materiales que parecen de buena calidad en la fabricación del salpicadero, mandos, tapicerías y guarnecidos. La presentación es buena y el ajuste de todos los elementos está bien acabado. Los plásticos mullidos envuelven a los pasajeros en todo el habitáculo y el plástico pintado se utiliza en la mayor parte de las piezas (consola central y tiradores), aportando un tacto muy suave y agradable. Comparte con el Laguna algunos mandos (elevalunas. retrovisores o desconexión del control de estabilidad, entre otros) y elementos como el climatizador, ordenador de viaje o el volante.
Es también muy funcional, con numerosas guanteras repartidas por todo el habitáculo. A pesar de todo, se puede echar en falta algún pequeño hueco en la consola central para dejar elementos como la cartera o un teléfono móvil. Tampoco tiene alguna guantera con llave.
El maletero parece grande en términos absolutos (450 litros), pero no lo es comparativamente con otros modelos similares (algunos con más de 500 litros). Es largo (entre 95 y 102 cm) y ancho (entre 93 y 132 cm) pero no muy alto (entre 52 y 56 cm). La ventaja de tener cinco puertas es que, quitando la bandeja cubre maletero se puede llegar a colocar de pie las maletas grandes. Bajo el piso hay una rueda de repuesto más estrecha que las originales (185/60 R 17). Los asientos traseros se pueden abatir por partes asimétricas (60/40). El plano de carga es algo elevado (75 cm), pero la tapa del maletero tiene un cierre automático que resulta muy cómodo.