El Mégane Coupé RS (RS de Renault Sport) es la versión deportiva del Mégane Coupé, que Renault lleva comercializando desde 2009. Está en venta desde 25.900 €. Desde el 20 de junio de 2011 hay una variante llamada Mégane RS Trophy, de la que sólo se fabricarán 500 unidades y está a la venta desde 32.000 € (todos los precios). En nuestro buscador aparecen las siguientes alternativas para estos modelos: ver listado.
Se comercializa únicamente con carrocería de tres puertas (Renault la denomina Coupé). No es muy funcional porque tiene unas plazas traseras relativamente pequeñas (especialmente por altura libre al techo) y porque deja poca visibilidad hacia detrás.
RS Trophy
La diferencia principal entre el RS y el RS Trophy es la potencia del motor, 250 y 265 CV, respectivamente. Renault ha conseguido los 15 CV adicionales del Trophy aumentando la presión de sobrealimentación 0,2 bar. También dice haber mejorado la admisión.
Además, el Trophy tiene de serie el conjunto opcional disponible para el RS normal llamado «Chasis Cup» (2.695 €) que incluye una suspensión más dura, pinzas de freno rojas y discos rayados, un autoblocante mecánico y unos asientos deportivos (de Recaro).
Estos elementos pueden ser útiles sobre todo en un circuito, donde puede ser más estable y ágil. En un uso por carretera, la mayor diferencia que puede percibir el conductor es que la suspensión es más dura ya que filtra muy poco las irregularidades del firme. Si el asfalto no está en perfecto estado puede ser incómodo para viajar distancias largas, al menos con llantas de 19”, que es como hemos conducido el RS con el «Chasis Cup». No tenemos referencia de cómo va con las de 18” que tiene de serie.
Otros elementos son exclusivos del Trophy, como el techo pintado en negro, el adhesivo decorativo de las puertas, las llantas con una línea de color rojo y los neumáticos —Bridgestone Potenza RE050A—. Las prestaciones del RS Trophy son algo mejores (4 km/h más de velocidad punta y 0,1 segundos menos en la aceleración de 0 a 100 km/h). El consumo de carburante es el mismo en ambas versiones; 8,2 l/100 km.
RS
El Renault Mégane Coupé RS permite disfrutar de una conducción rápida por zonas de curvas. Es de esos coches que dejan sentir bien (a través de la dirección) el contacto de los neumáticos con el suelo y en los que hay un corto intervalo de tiempo entre que el conductor mueve el volante y el coche cambia de trayectoria.
Tendría que bajarme de un SEAT León CUPRA y montarme en un Renault Mégane Coupé RS para tener una idea clara de cual sería, a mi juicio, preferible para un uso tan particular.
Me parece fácil de conducir para una persona con una habilidad normal, que es la sensación que me transmiten la mayor parte de los coches modernos de sus características, salvo alguno como el Ford Focus RS.
El Mégane Coupé RS es un poco «nervioso» en curvas rápidas y bacheadas porque no mantiene perfectamente la trayectoria que se marca con el volante. A mi juicio ese cierto nerviosismo no influye claramente en su facilidad de conducción porque no se descoloca de forma clara en ningún momento. Hay coches que son menos sensibles al estado del piso, como un Volkswagen Golf GTI (que además tiene una suspensión más cómoda).
Tiene un motor de gasolina con turbocompresor y 250 CV, derivado del que tenía el anterior Mégane RS. Por la sensación de empuje que da y sin haber podido medir su capacidad de aceleración (lo haremos más adelante, cuando lo probemos con detenimiento) parece que es todo lo rápido que cabe esperar de su potencia. Como algunos motores turboalimentados tiene un cierto retraso entre que el conductor pisa el acelerador y el coche comienza a ganar velocidad con fuerza. Un Audi S3 o un León CUPRA, que también tienen motores turboalimentados, dan una respuesta más inmediata.
Una precaución que debe tomar el conductor del Mégane Coupé RS cuando conduce apurando las posibilidades del motor es cambiar de marcha justo antes de 6.500 rpm. A ese régimen el motor corta inyección y deja al coche sin aceleración de forma repentina. El coche emite un pitido justo antes de que ocurra pero da poco margen al conductor para seleccionar la marcha siguiente. El cambio es manual de seis marchas, cuyo funcionamiento es satisfactorio. No existe la posibilidad de instalar uno automático.
Gasta 8,2 l/100 km, según el recorrido homologado. Ese dato está más cerca de los coches de sus características de menor consumo (como el León CUPRA o CUPRA R, 8,1 l/100 km) que de los que gastan más (como un Ford Focus Berlina ST, 9,3 l/100 km).
El control de estabilidad puede tener tres programas de funcionamiento («Renault Sport Dynamic Management»).
Opcionalmente este coche se puede pedir con un sistema de telemetría (que Renault llama «R.S. Monitor») que recoge y muestra una serie de datos que, con excepciones (como la temperatura del aceite), no me parecen de gran valor (más información).
Hay dos tipos de asientos, los normales (imagen) y unos opcionales de la marca Recaro que dan mayor sujeción (imagen). Ambos se pueden regular en altura y su distancia respecto a los pedales. Cualquiera de los dos sujeta muy bien al conductor y a su acompañante y son cómodos por el apoyo que dan a la espalda y las piernas. La mayor diferencia entre ellos se da a la hora de entrar y salir del habitáculo. Los asientos Recaro tienen unos resaltes muy pronunciados y duros que dificultan esas maniobras.
Hay otros detalles que le diferencian del resto de los modelos de la gama, como una línea amarilla en el volante que indica cuando está centrado (algo que tampoco tiene mucha utilidad en un coche de calle), lleva un velocímetro analógico (imagen) en lugar del digital que llevan el resto de los Mégane, un indicador de cambio de marcha y pedales recubiertos en aluminio.
Se fabrica en la planta que Renault tiene en Palencia. Es la primera vez que Renault construye un modelo RS en España.