El sistema de alimentación por conducto común facilita el uso de presiones de inyección de hasta 1.350 bares, frente a 700 en una bomba de inyección antigua. Esto permite que el proceso de inyección sea a la vez rápido y hecho a través de orificios muy pequeños, algo imprescindible para mezclar adecuadamente gasóleo y aire. Esto conlleva una reducción en el consumo, aumento de potencia y reducción de las emisiones contaminantes con relación al anterior motor de inyección indirecta, debido a una mejor combustión. Además, el sistema permite una pre-inyección de combustible que incide también en una reducción del ruido.
El turbocompresor de geometría variable contribuye principalmente al aumento de elasticidad y reducción del retraso de respuesta del turbo. Es un sistema que varía el área de la turbina expuesta a los gases de escape. Con poca carga, el área es más pequeña para aumentar la velocidad de paso del gas y mantener la turbina a una velocidad de giro alta. Con mucha carga, el área se ensancha, para que funcione como un turbocompresor normal.
La culata de 16 válvulas reduce las emisiones contaminantes, pues permite colocar al inyector en el centro de la cámara de combustión y generar la turbulencia adecuada dentro de ella, para que aire y el combustible se mezclen mejor. A diferencia de otros motores Diesel de cuatro cilindros y 16 válvulas, éste tiene dos árboles de levas, no uno.
También estará disponible una versión de este motor con sólo 115 CV y el mismo par máximo, para algunos mercados como el francés. Con estas dos variantes del 2.2 dCi, más el motor 1.9 dTi, el Renault Espace cuenta con una variada oferta de motores Diesel.