Conducir el Fluence Z.E. no requiere hacer nada distinto a conducir cualquier coche con cambio automático. Lo que caracteriza a su funcionamiento es una ausencia prácticamente total de ruido y una respuesta al acelerador intensa y progresiva al mismo tiempo.
Sale desde parado con fuerza y necesita poco tiempo para llegar a una velocidad elevada, incluso circulando con mucha carga. Hasta 120 km/h llega con facilidad. No hemos tenido oportunidad de ir más rápido, pero parece que podría alcanzar su velocidad máxima —limitada a 135 km/h— en poco tiempo.
Una cosa que distingue su funcionamiento respecto al que tienen los coches tradicionales con motor de combustión es que el motor eléctrico da una retención importante al levantar el pie del acelerador. En un coche con motor térmico esa retención sólo se obtiene si va engranada una marcha relativamente corta o se pisa el freno.
Como el Renault Fluence Z.E. pierde velocidad más rápido de lo que podemos estar acostumbrados en un coche normal, si no se tiene la práctica suficiente, puede ser necesario volver a pisar el acelerador para detenerse justo debajo de un semáforo en rojo o un paso de cebra, no antes.
Al levantar el pie del acelerador el sistema carga la batería del motor eléctrico. Es muy importante aprender a sacar partido a esta deceleración; cuanta más energía se recupera más autonomía tendrá el coche. Según Renault, el Fluence Z.E. no tiene mayor capacidad de recarga de la batería cuando se pisa el freno que cuando el coche pierde velocidad sin pisar ningún pedal (a diferencia de otros coche eléctricos como el Mitsubishi i-MiEV o algunos híbridos como el Toyota Prius). Es decir, cuanto menos se use el freno, mejor.
La autonomía homologada es 185 km. Parece que para lograr esa cifra hay que ser muy cuidadoso con el acelerador. Durante la presentación, empezando a circular con la batería completamente cargada, en un recorrido de 32,3 km a una media de 52 km/h por carreteras de doble sentido y algo de autovía, con varias fuertes aceleraciones, el indicador de la carga de la batería se quedó justo por encima de la mitad y el ordenador indicando una autonomía de 57 km. El consumo fue de 6 kWh y 19,7 kWh/100 km.
En otro trayecto similar, pero procurando consumir el mínimo de energía posible, de 37,8 km a una media de 41 km/h, consumió 5 kWh y 13,8 kWh/100 km. El indicador de carga de la batería se quedó 3/4 y el ordenador indicaba una autonomía de 79 km.
Como el Fluece Z.E. apenas se escucha cuando está circulando, hay disponible opcionalmente un dispositivo que genera un sonido de aviso a los peatones y ciclistas cuando el coche se mueve a baja velocidad.