Todos los problemas del conductor para sentarse adecuadamente en el Clio pueden estar causados por la posición del volante. Está muy inclinado (al estilo de las furgonetas, aunque sin llegar a ese extremo) y no es regulable longitudinalmente.
Al estar muy inclinado, su parte superior queda muy alejada del conductor. Por lo que para llegar con soltura y rapidez a esa zona del volante habría que acercar mucho el asiento. Pero si se acerca mucho el asiento, las piernas quedan encogidas y no hay forma de actuar sobre los pedales con rapidez y precisión. Si, por el contrario, se regula la posición del asiento en función de las piernas, no se llega bien a conducir el volante con la rapidez y precisión deseadas.
Yo encontré una solución particular: subir mucho el asiento (hasta el límite superior) en la postura más cercana posible a una furgoneta. Al subir mucho el asiento se gana espacio para las piernas, ya que se alejan de los pedales y no van muy encogidas sino dobladas por la rodilla para caer casi verticales sobre los pedales. Gracias a ello se puede acercar uno más al volante y llegar con comodidad a la zona más alejada del aro. No es una postura «racing», pero sí la mejor que conseguí.
Lo cierto es que esa postura elevada no es la mejor para manejar con rapidez y precisión la palanca del cambio de marchas, que se mueve mejor cuando el codo está prácticamente a su altura. Como en este caso, además, la precisión del cambio no acompaña, no queda más remedio que alcanzar el compromiso más satisfactorio para cada individuo. Víctor, por ejemplo, me comenta que él prefiere sentarse en una posición baja aunque pierda precisión y rapidez sobre el volante.
Los huecos disponibles para dejar cosas pequeñas o no tan pequeñas no tienen relación directa con la postura al volante, pero se ven afectados por ella. Las bolsas que hay en las puertas son de acceso casi imposible con las puertas cerradas. Son amplias y profundas, pero la abertura para meter la mano es pequeña y está mal situada. Si se lleva el asiento en la posición alta (en la que yo me sentía más cómodo) entre la banqueta y la boca de la bolsa apenas queda espacio para la mano y mucho menos para mover el brazo con comodidad para rebuscar por el hondo interior. Con la banqueta más baja no mejora demasiado, porque entonces la abertura queda ligeramente adelantada y hay que retorcer mucho el brazo para rebuscar por la parte inferior de la bolsa.
Sólo hay otro hueco para dejar elementos de tamaño medio (cartera, un llavero mediano, una funda de gafas). Es el lugar destinado a colocar latas de bebida. Es un buen hueco, pero queda situado lejos de las manos del conductor. Para llegar a él hay que doblarse muchísimo. No es nada recomendable que un conductor solo, se llegue hasta ese punto con la mano para agarrar una lata de bebida. Porque tiene que apartar mucho la vista de la carretera y cambiar absolutamente su posición al volante durante unos segundos. Agarrar la lata puede resultar rápido, pero devolverla al hueco es lento y peligroso.
Víctor me asegura, además, que si se deja una lata en ese hueco mejor que vaya vacía, porque es imposible que aguante de pie en una curva a poco rápido que se pase por ella.
Lugares mucho más apropiados como las cercanías del freno de mano o la consola central no están aprovechados (hay muy poco espacio entre los dos asientos). Los otros únicos dos huecos que quedan libres, sólo aptos para llevar monedas o un manojo pequeño de llaves, están situados en la parte superior del salpicadero, también muy alejados del conductor.
En contrapartida, a esta falta de cuidado o de esfuerzo en la resolución de algunos detalles, está la calidad de los asientos. Son excelentes. Sujetan el cuerpo con la firmeza justa. Para mí en todos los coches y especialmente en los deportivos, los asientos deben sujetar bien los glúteos y las pantorrillas. Para que los movimientos laterales no impidan seguir actuando con precisión sobre los pedales. En el Clio Sport estas partes del cuerpo van firmemente sujetas, al igual que los hombros. Los reposacabezas, regulables en altura y distancia a la cabeza culminan unos asientos forrados en cuero en los laterales y con Alcántara en la parte central. En el respaldo destaca un bordado de «Renault Sport».
Junto a unos asientos excelentes, tenemos unas palancas para accionarlos deleznables. Se agarran con dificultad, rascan porque están mal terminadas, son incómodas de accionar y están mal situadas. Hay dos especialmente incómodas. La palanca que sirve para regular la altura de la banqueta, que va situada en la parte delantera inferior derecha del asiento. Se agarra mal, su funcionamiento no es nada intuitivo y está mal terminada. La otra es la palanca para abatir el conjunto y acceder a la zona posterior. Está situada en la parte posterior del respaldo en lugar del lateral. Con el asiento colocado en una posición muy retrasada, es incomodísima de accionar. Éstas son las peores, pero las otras tampoco resultan ergonómicas y se agarran mal.