La seguridad activa de este nuevo 520i es buena en general, pero que no tenga control de estabilidad de serie es un defecto; sus principales competidores sí lo tienen. Es una opción (DSC) que cuesta 95.000 pesetas; poco si tenemos en cuenta la inversión que se debe hacer en el coche y en su mantenimiento.
Para la mayoría de los conductores (todos los que no se dedican a hacer derrapar el coche a la salida de una rotonda, más muchos de los que sí lo hacen) el control de estabilidad limita la posibilidad de que el 520i dé un susto si la adherencia es escasa o, incluso con buenas condiciones, si comenten un error.
Tiene de serie control de tracción, que evita que el coche sobrevire al acelerar. Tiene también un diseño y una construcción que lo hacen estable en esas condiciones; gira bien y no tiene reacciones bruscas. Lo que no puede evitar el control de tracción es que el coche sobrevire si se pasa demasiado rápido en rasante con curva o en giros fuertes en distinto sentido (un esquive). En seco es muy difícil que esto pase, en mojado no tanto.
Todo lo dicho se refiere a carreteras lentas (las que se hacen en segunda y tercera). En las rápidas (cuarta y quinta) el control de estabilidad es aún más recomendable, siempre que no se use para ir más deprisa, sino para aumentar el margen de seguridad. También hay que tener presente que el control de estabilidad tiene límites; por ejemplo, meterse a 90 km/h en un charco con 6 mm de agua supone perder el contacto con el suelo; lo único que dirigiría al coche entonces sería la inercia. Eso sí, para cuando volviera a pisar asfalto, sería mejor tener control de estabilidad que no tenerlo.
Para probar el 520i en carretera rápida puse la presión que recomienda BMW para este coche a cualquier velocidad, con carga moderada y las ruedas de serie (205/65 R15 V): 2,0 kg/cm² delante y 2,4 detrás. Quien mejor sabe qué presiones hay que ponerle a un coche es el fabricante, porque lo ha diseñado y construido, y porque tiene los profesionales, los medios y la experiencia que hace falta para hacerlo. Ahora bien, supongo que BMW ha querido llegar a un compromiso con estas presiones que no me parece el más adecuado para una conducción rápida, al menos con las ruedas que tenía el coche (Michelin Pilot HX, las que preceden a la Primacy). Con estas ruedas a esa presión, en curvas rápidas tiene una dirección menos precisa de lo que hace falta para tomarlas con tranquilidad a velocidad alta. Subí la presión a 2,5 delante y 2,6 atrás y gran parte de esa imprecisión desapareció.
Me parece que este Serie 5 es menos estable en curvas rápidas que un Mercedes Clase E y más que un Audi A6, aunque de otra manera. El A6 no parece estar tan bien amortiguado como el 520i, pero con él resulta más fácil «apuntar» por dónde tiene que ir el coche. Los dos mantienen bien la trayectoria incluso cuando las ruedas se mueven mucho verticalmente y creo que el A6 es menos sensible al viento lateral.
Es un coche confortable por suspensión; ni la carrocería se mueve en exceso (balanceo ocabeceo), ni la suspensión trasmite en exceso las irregularidades del suelo. Para viajar es agradable porque, al confort de suspensión, se unen otras variables positivas, como ruido moderado y buena ventilación interior.