El gas natural es un combustible que, debido a su poca reactividad, se puede utilizar perfectamente en motores de Otto. Su composición es, según la región, de un 85% a 97% de metano. El metano es un compuesto químicamente muy estable; no es tóxico, es inodoro (aunque se trata con elementos olorosos para detectar fugas) y contiene pocos enlaces carbono hidrógeno (HC) cancerígenos. Debido a que las temperaturas máximas alcanzadas en las cámaras de combustión son inferiores que durante la combustión del Diesel y la gasolina, las emisiones de óxidos de nitrógeno son menores. La emisión de partículas sólidas también es menor.
A estas ventajas se unen la facilidad de su transporte, a través de gasoductos, y su almacenamiento. Debido a la estabilidad de sus componentes, el gas natural no representa ningún riesgo de catástrofe natural durante ambos procesos.
Además el refinado del gas natural transcurre sin que pierda su capacidad de combustión, en lo que aventaja a la gasolina e iguala al gasóleo. Solamente se trata de «secar» el gas en bruto y separar pequeñas cantidades de CO2 (Dióxido de carbono) y de SH2 (Sulfuro de hidrógeno). En este proceso la energía requerida es muy inferior a la de los otros combustibles. Supongamos que h = 1.0 significa que el proceso de refinado transcurre sin pérdida en la capacidad de combustión del producto. Así pues, el refinado de la gasolina concluye con h= 0.88 y el del gas natural y el Diesel con h= 0.91.
El precio del gas natural es muy bajo. El gas se compra en kilos y un kilo cuesta 84 ptas. Su valor en ptas/litro sería de 56 ptas/litro a la presión con que entra en el depósito. |