La Autoridad es eso que le pone a usted una multa si le trinca sin cinturón de seguridad, pero le facilita que corra un encierro.
Entiende la Autoridad entiendo yo que no todos los santos son igual de eficaces. San Cristóbal debe ser tenido por un inepto, dado que la Autoridad prefiere ser ella quien vele por sus autorizados, a base de multa. En cambio, la Autoridad debe considerar que San Fermín o el santo que corresponda al encierro en cuestión es un individuo especialmente competente, hasta el punto de que la Autoridad misma promueve esos encierros con caudales públicos.
Yo, que me abrocho el cinturón hasta en el túnel de lavado, pienso que si algún otro autorizado prefiere correr el riesgo de no abrochárselo nunca, allá él.
Que sí. Que ya. Que muere mucha más gente en la carretera que en los encierros. Pero hombre, incluso aunque echásemos la cuenta de víctimas por kilómetro de carretera y de encierro, y saliera favorable a lo taurino, me parece a mí que cada uno tiene derecho a perjudicarse como quiera, independientemente de cómo lo hagan otros. Hay muchas formas de autolesión autorizadas por la Autoridad (fumar, hacer parapente, trabajar demasiado, ver la tele o comerse un chuletón desde el 19 de febrero de 2001, que es cuando son venenosos, por ejemplo). No veo yo por qué ir sin cinturón no puede ser otra más.
Y el caso es que he intentado verlo. Por ejemplo, he llegado a pensar que el conductor debe estar bien sujeto para que después de un eventual choque pueda ser capaz de seguir controlando el coche si es posible. Igualmente, cuanto más firmemente está sujeto el cuerpo, más libres quedan los brazos para mover el volante. No ser capaz de controlar el coche puede perjudicar a otros, y entonces lo de no ponerse el cinturón escaparía de lo individual.
Pero la verdad es que no me convenzo. No tengo datos, pero dudo mucho que el volante, en un caso de emergencia, le sirva a la mayoría de los conductores para algo más que agarrarse.
Llegados este punto, imagino que los celosos auditores autónomos de las cuentas de la Seguridad Social estarán pensando eso de: «cuesta más dinero pagar la atención sanitaria de los que no se ponen el cinturón que la de los que van a los encierros».
Pues no lo sé. Es otra cuenta que habría que echar. Quizá para la Seguridad Social sea más caro un herido que un muerto, y es mucho más fácil morir en un accidente sin el cinturón o sin el casco en una moto que con ellos puestos. Quien argumente pensando sólo en las arcas de la Autoridad, está obligado a demostrar qué es lo menos gravoso.
Lo malo de la coacción es que raramente convence. Quien sólo se ponga el cinturón para evitar una multa, no se va a preocupar mucho de ponérselo bien. En cambio, a quien la Autoridad le sobra y del santo recela, esta información le puede resultar valiosa. |