Un sacacorchos es como es porque, si fuera de otra manera, no serviría para sacar corchos y, claro, no se llamaría así.
Una columna salomónica se parece un poco a un sacacorchos porque alguien pensó que eso era bonito, y hubo alguien más (el que la pagó) que, o estuvo de acuerdo, o no quiso ponerse a discutir. Sujetar, lo que es sujetar, sujetaría igual aunque no pareciera un sacacorchos.
Por eso encontaría coherente que una columna salomónica estuviera adornada. Como es un adorno en sí misma, no me parece fuera de lugar que tuviera otras cosas para parecer bonita.
Ahora bien, un sacacorchos de oro con incrustaciones de piedras preciosas sería un esperpento, un sinsentido. La causa del sacacorchos no es plástica; sería, así, grotesco y extravagante. Perdería valor como sacacorchos, aunque lo ganara como objeto suntuario. Una gilipollez.
Veamos, en cambio, este otro sacacorchos: tiene un mango de fibra de carbono que da toda la resistencia requerida, pero con un momento de inercia muy bajo. De esa manera, el sumillier tiene control absoluto sobre el momento en que deja de perforar el corcho. Esto es muy necesario dada la leve curvatura helicoidal, que hace extraordinariamente rápido el proceso de perforar.
El mango sujeta un perforador con alma de titanio recubierta de bronce. La rigidez es extrema, no se desperdicia ni la menor cantidad de energía por flexión del perforador. El bronce es el metal más adecuado para que la resistencia a la penetración sea mínima y, además, no altera el aroma del corcho.
En la punta del sacacorchos hay un diamante. La microfractura que produce en las fibras hace virtualmente imposible que el corcho se raje. El sumillier experto puede sacar conclusiones sobre el estado de vino sólo con observar el brillo de diamante, una vez separado de corcho.
Opcionalmente, se puede acoplar a una guía láser para atinar justo en el centro del corcho, con una precisión de más o menos una micra.
El Ferrari Enzo tiene un sistema que reduce la presión aerodinámica a partir de cierto punto, para que pueda alcanzar una velocidad muy alta. A 300 km/h soporta el equivalente a 775 kg, pero esa cantidad queda en 585 kg a 350 km/h. |