El Volvo V90 es una muy buena alternativa para quien busque un coche familiar de lujo, seguro, confortable y bien equipado. Tiene algunas soluciones diferentes a las de modelos más comunes como el Audi A6 Avant, el BMW Serie 5 Touring o el Mercedes-Benz Clase E Estate, unas mejor y otras peor resueltas.
Fuera de estas alternativas también están, por tamaño, el Jaguar XF Sportbrake (4,96 m), el Opel Insignia Sports Tourer (4,95 m) o el Mercedes-Benz CLS Shooting Brake (4,95 m). El XF es competidor directo, el Insignia es mucho más barato y su presentación es menos lujosa y el CLS cuesta y mide prácticamente lo mismo que el E Estate pero lleva desde 2013 en el mercado y su oferta de equipamiento no es tan actual, sobre todo en lo referente a asistentes a la conducción.
El habitáculo del V90 aúna detalles de excelente factura, como la tapicería de piel o los materiales de alta calidad perfectamente ensamblados. Otros elementos, como el sistema multimedia o los asistentes a la conducción, son normales si se tiene en cuenta que los de Audi o Mercedes-Benz son de los mejores. La sensación general que transmite es de calidad alta y buena terminación.
Las impresiones de interior del Volvo S90 que Alfonso Herrero redactó tienen validez casi en su totalidad con el V90. Las diferencias en cotas interiores están en las plazas traseras y en el maletero. Atrás hay dos centímetros más de espacio para las piernas y dos centímetros más de anchura a nivel de los hombros. Tanto la altura en estas plazas como la habitabilidad delanteras son prácticamente calcadas.
En comparación con los modelos citados al principio del texto, el Volvo tiene la carrocería más grande pero el habitáculo más pequeño. La diferencia es poco significativa. Sólo les aventaja en espacio para las piernas de los pasajeros de atrás (78 cm).
Según nuestras mediciones, todos los maleteros tienen dimensiones muy parecidas y casi la misma capacidad en el Audi, el BMW y el Volvo (565, 570 y 560 litros respectivamente). El Clase E Estate tiene mucha más capacidad (640 l; ficha comparativa) porque bajo el suelo del maletero no hay rueda de repuesto, sino un hueco adicional de gran tamaño donde se puede alojar una maleta grande. En el Volvo, el piso del maletero sí esconde la rueda de repuesto y sólo queda un compartimento estrecho donde guardar pequeños bultos como los triángulos reflectantes o un juego de bombillas (imagen). Para sostener la pieza plana de suelo del maletero, hay un amortiguador, detalle que ninguno de sus rivales puede tener.
Cuando se abaten los asientos posteriores (algo que es posible hacer automáticamente desde un mando accesible cómodamente desde junto al portón; imagen), queda una superficie de carga que va de un mínino de 1,80 metros a un máximo de 2,2 metros (con los asientos delanteros completamente adelantados).
Cuando se abre el portón, la cortinilla cubre equipaje se desplaza hacia arriba y hacia delante a través de unas guías situadas en los pilares posteriores. Gracias a esto, es más cómodo cargar el maletero pues la cortinilla molesta menos. Es posible separar el espacio de carga del habitáculo. Para ello hay fijaciones para colocar verticalmente una red (imagen): una ubicada justo por detrás de las plazas delanteras y, otra, justo por detrás de las plazas traseras. Estas fijaciones se pueden ver en la parte superior de esta imagen.
El maletero también está provisto de argollas (imagen) para enganchar una red (no incluida) o unos pulpos y pequeños ganchos (imagen). La cortinilla se puede recoger por completo o bien, al dejarla en la posición de cierre, cuenta con un mecanismo de corredera que eleva la parte más cercana al portón cuando este se abre (imagen), y la vuelve bajar cuando se cierra el portón. En el Clase E Estate funciona exactamente igual (imagen).
El sistema multimedia se maneja desde una pantalla dispuesta en contra de lo habitual, es decir, es más alta que ancha (imagen). Su superficie y la superficie de la moldura de plástico negro que la rodea son las más expuesta al manoseo y, sin embargo, en ambas se ven con facilidad las manchas de suciedad. Volvo podría haber cuidado más este detalle evitando el uso del tan de moda “negro piano”.
Desde el sistema multimedia se pueden controlar muchos parámetros del coche relacionados con el entretenimiento, la navegación, los modos de conducción, la seguridad o el confort, entre otros. Esta aglutinación de funciones no está bien organizada, sino más bien desperdigada por una serie de menús que se desplazan hacia los lados, de arriba abajo o que se abren al pulsar.
El menú principal donde se controlan las ayudas al conductor muestra de un solo vistazo 11 botones (imagen), demasiados para encontrar una función al primer vistazo sin estar muy familiarizado con el sistema. Por ejemplo, para activar la ayuda al aparcamiento, hay que abrir el menú principal, buscar el icono correspondiente, elegir el tipo de maniobra (en paralelo o en cordón) y seguir las instrucciones. Todo esto, habiendo recordado activarlo a tiempo antes de comenzar a buscar plaza de aparcamiento o antes de haber encontrado el hueco. Si se intenta hacer cuando ya se tiene la plaza seleccionada, con coches demasiado cerca de la carrocería, los sensores de aparcamiento se activan y el gráfico que indica la distancia interrumpe de forma constante el uso de la pantalla. Demasiados pasos para una maniobra tan común.