Nada más acomodarme en el interior, el Volvo S80 transmite sensación de calidad y solidez, de coche bien hecho. El acabado interior es bueno, con remates cuidados y materiales muy agradables al tacto y a la vista. El salpicadero y las puertas están realizados con un plástico mullido que amortigua muy bien cualquier posible golpe (por ejemplo, de las rodillas) y tiene un aspecto y tacto excelente. Todos los mandos están dispuestos de manera accesible y hay guanteras muy útiles. El volante regulable en altura y distancia facilita mucho las cosas a la hora de encontrar una postura de conducción cómoda y relajada. Sólo cabe criticar que el mando para regular el apoyo lumbar se acciona muy mal, al no poder casi meter la mano entre el lateral del respaldo y la guantera situada en la consola central.
Tras arrancar el motor, la primera impresión es que no vibra mucho y su sonoridad es contenida. Al ralentí es el único momento que nos deja adivinar que es Diesel, una vez en marcha, tiene el característico sonido de los motores de cinco cilindros en línea y su sonido bien atenuado puede resultar hasta agradable. Desde muy bajo régimen muestra ya su elasticidad. En las marchas largas, comienza a estirar desde 1.300 rpm, aunque el verdadero empuje se produce a partir de 1.750 rpm. El tirón es enérgico y progresivo hasta la zona roja del cuentavueltas, situada a 4.500 rpm.
Lo he probado por carreteras con tráfico denso y permite adelantar con mucha rapidez y seguridad, incluso en las marchas largas. Tiene unos desarrollos de cambio largos (50 km/h aproximadamente en 5ª a 1.000 rpm), pero la enérgica respuesta del motor tira de ellos sin problemas. En autopista se puede poner a 200 km/h con mucha facilidad y el buen equilibrio de las suspensiones transmite una elevada sensación de aplomo y seguridad al conductor. El S80 D5 muy cómodo, el motor no es ruidoso y el interior está bien insonorizado, haciéndolo especialmente agradable para viajar.
No he podido medir el consumo, pero tras un recorrido mixto de 105 km por carretera y autovía, rodando a buen ritmo y con constantes adelantamientos, el ordenador de viaje indicaba un consumo medio de 7,5 l/100 kms (el de Volvo suele ser preciso).
El manejo de todos los mandos es también agradable. La dirección, con asistencia variable y tres vueltas de volante, aporta una buena maniobrabilidad y es suficientemente rápida en carreteras con curvas. El cambio es de accionamiento suave y preciso, tiene unos recorridos un poco largos entre marcha y marcha, aunque tampoco desentonan en exceso en una berlina de sus características. La frenada parece potente y fácil de dosificar, pero tampoco he tenido ocasión de experimentar sus límites y resistencia a la fatiga. Sí he podido comprobar la eficacia del control de tracción (opcional). Sobre suelo seco, la motricidad del coche es ya de por sí buena, pero sobre asfalto mojado ayuda mucho a mantener la dirección y evitar subviraje excesivo al acelerar fuerte en una curva.