Durante la presentación nacional del Volvo S60 he conducido un T5 con nivel de equipamiento R Design y unas llantas opcionales de 19 pulgadas de diámetro (este motor dejó de comercializarse a principios de 2020). Ha sido una toma de contacto breve, con poca oportunidad de poner a prueba el coche, por lo que aconsejo complementar la lectura de estas impresiones con la prueba detallada que hicimos del Volvo V60. La diferencia fundamental es que el S60 no puede tener motores Diesel y el V60 sí.
Dinámicamente el S60 es un turismo que lo hace todo bien sin destacar en nada. Por cómo se comporta en carretera, tiene un enfoque más relajado que deportivo, pese a que su aspecto pueda hacer pensar lo contrario. Tengo sensaciones enfrentadas respecto a las impresiones de mi compañero Pablo David con el V60. Esto puede deberse a que él probó una unidad con suspensión regulable en dureza y acabado Inscription, y yo he probado una con los amortiguadores de dureza fija y los muelles helicoidales más firmes (Chasis Sport), que son los de serie en el acabado deportivo R Design. Probablemente sea la clave de que no me haya parecido un coche muy confortable (a él sí se lo pareció el V60), sino normal, comparable con otras berlinas que cuestan menos y dan un nivel bueno de comodidad sin ser excepcionales, como puede ser un Mazda 6 o un Renault Talisman.
Con esta configuración, la calidad de filtrado depende bastante del estado del firme. Si es perfectamente liso, tiene un rodar casi imperturbable, pero si hay ondulaciones (como fue el caso durante mi trayecto), los movimientos de la carrocería son más bien rápidos y cortos y esto se traduce en que los pasajeros no van sumidos en la misma atmósfera de relajación que se puede alcanzar en un Mercedes-Benz Clase C cuando este tiene suspensión neumática. Tampoco llega al nivel de equilibrio que ha alcanzado BMW con el nuevo Serie 3 incluso con la suspensión deportiva no regulable, o a la del Alfa Romeo Giulia (que sólo puede tener muelles metálicos y no neumáticos). Estos dos coches, además de parecerme más cómodos, tienen un ajuste deportivo que los hace más comunicativos y estimulantes para el conductor.
En sentirse menos implicado con el coche tienen gran culpa la dirección y el cambio automático. De la dirección tengo mis reservas porque la carretera por la que he probado el coche tenía un asfalto muy deteriorado y deslizante (la misma por la que probé el Renault Mégane RS, del que también me quejé de la dirección y maticé las condiciones de la prueba), así que mis impresiones sólo serán concluyentes cuando lo conduzca por nuestras carreteras habituales. Al menos en este tipo de vía, el volante tiende a no seguir con franqueza el movimiento de las manos del conductor, porque las ruedas siguen con bastante fidelidad la trayectoria de cualquier grieta (quizás en esto influya mucho su tamaño), y porque surgen pequeños movimientos erráticos al acelerar con fuerza. De esta forma, es más difícil de lo habitual coger total confianza para tomar curvas a ritmo rápido porque no es uno de esos coches que las traza como un tiralíneas.
Del cambio automático destaco lo mismo que hemos dicho del V60: invita a conducir con tranquilidad, porque así funciona con mucha suavidad y porque parece estar programado para ese tipo de uso. Si se quiere ir rápido (aún con el modo Dynamic activado), tiene una tendencia casi obsesiva a engranar marchas largas en cuanto se alivia presión del acelerador, de forma que, al volver a acelerar, por ejemplo a la salida de una curva, el cambio necesita reducir nuevamente, no lo hace con rapidez y sí con cierta brusquedad, como atropelladamente. Tampoco invita a ser usado en modo manual.
El aislamiento acústico es bueno y, aunque el motor de gasolina a veces se oye, no resulta molesto. La aceleración que este da es contundente (y esto es lo que más lo diferencia dinámicamente de un Mazda 6 o de un Talisman que he citado antes), más que de sobra para hacer adelantamientos rápidos, con mucho margen de seguridad y ocupando poco tiempo el carril contrario. Otra virtud que hace destacar al S60 frente a coches más baratos o de coste parecido es el diseño de los asientos, excelentes por como recogen el cuerpo.
No tengo datos fiables para valorar el consumo de carburante del T5.