Por ciudad o por carreteras rápidas, el Volvo S40 es un coche agradable; transmite buenas sensaciones al conducirlo y da la apariencia que tienen los coches grandes y estables. Posee buen tacto y apoya bien en las curvas. Su estabilidad lineal es grande y es cómodo de suspensión.
La suspensión que tiene de serie la nueva gama del Volvo S40 es más dura que la del modelo anterior. El resultado es bueno porque absorbe bien cualquier tipo de irregularidad sin que la carrocería tenga movimientos amplios en exceso. Otro efecto positivo de la suspensión del nuevo S40 es que es más ágil que el anterior modelo y tiene mejor tacto, sobre todo, en carreteras de trazado lento.
Estas apreciaciones están hechas con la suspensión convencional que el Volvo S40 2.0D de 136 CV que probamos —retirado de la gama en julio de 2010— tiene de serie y neumáticos Pirelli P7 215/45 R17. El anterior S40 2.0D tenía neumáticos pero con medida 205/55 R16; es posible que parte de la mejora de estabilidad que hemos apreciado entre uno y otro también se deba al tipo de neumáticos.
Opcionalmente puede tener cambios en las suspensiones —«Chasis Sport» y «Chasis Dinámico»—. No podemos opinar sobre la conveniencia de estas opciones porque no las hemos probado, aunque dado el buen resultado que tiene con la suspensión de serie, no parece que las opcionales sean muy necesarias.
El cambio de marchas tiene unos recorridos cortos. A algunos miembros de la redacción les ha parecido que su accionamiento es algo lento en un uso exigente. Los que hemos conducido el coche por primera vez, en ocasiones hemos engranado la marcha atrás cuando queríamos poner la primera. Esto se debe a estas dos marchas están muy juntas y la palanca no tiene un tacto evidente que informe al conductor con precisión de cual de las dos marchas está engranando.
Hemos probado la versión con motor Diesel de 136 CV. Probablemente, los aspectos más brillantes de esta versión del Volvo S40 son las prestaciones y el consumo. Para encontrar alternativas que tengan una potencia similar y sean más veloces, hay que irse a coches como el BMW Serie 3 o el Mercedes-Benz Clase C.
El motor turbodiésel del Volvo S40 tiene una respuesta suficiente a bajo régimen —por lo tanto es agradable de utilizar en ciudad— y se nota un incremento intenso de la aceleración poco antes de las 2.000 rpm. Desde ahí hasta pasadas unas 4.400 rpm, la capacidad que tiene para ganar velocidad es muy grande. Es más rápido que muchos coches de potencia y tamaño semejante (tabla de prestaciones).
Aunque tiene una capacidad de aceleración muy buena, ya no es tan brillante como en el anterior S40 —la versión que probamos tenía unas prestaciones sobresalientes (más informaaión)—. Lo que sí ha mejorado de manera importante debido a modificaciones en los desarrollos del cambio es la capacidad de recuperación —prestaciones del nuevo S40 2.0D y prestaciones de anterior S40 2.0D—.
El desarrollo en sexta velocidad del Volvo S40 2.0D era muy largo: 57,1 km/h cada 1000 rpm. Ahora es de 52,8 km/h cada 1.000 rpm, un desarrollo mucho más razonable, que beneficia mucho la capacidad de recuperación del S40 2.0D.
Volvo también ha mejorado el aislamiento del S40: ahora es notablemente más silencioso que antes, sobre todo en circulación urbana y en recorridos a baja velocidad. En carretera, una vez engranadas las marchas más largas, el motor pasa desapercibido en comparación con el ruido aerodinámico. A partir de unos 150 km/h el ruido aerodinámico que llega al interior no es bajo (tampoco nos parece incómodo).
El consumo está contenido, pero no hemos obtenido unos resultados tan buenos como en el anterior S40 2.0D. En un recorrido mixto de ciudad y carretera a un ritmo normal gastó en torno a 7,0 litros cada 100 km. En un recorrido de 380 km por autovía, a una media real próxima a 130 km/h, y siendo muy suaves con el acelerador, el consumo ha sido de 6,8 litros cada 100 km. En conducción por ciudad (con paradas frecuentes) o por carretera —con adelantamientos frecuentes, aprovechando al máximo la capacidad de aceleración—, el consumo ha sido cercano a 9,0 l/100 km.
D5 de 180 CV
Hemos conducido un S40 con el motor Diesel D5 de 180 CV y cambio automático de cinco velocidades. Esta versión estuvo disponible de mayo de 2007 a julio de 2010, cuando fue reemplazada por la que lleva el motor D4 de 177 CV.
Este motor mueve con bastante agilidad al S40 y tiene unas prestaciones que son suficientes en casi cualquier circunstancia. No obstante, la capacidad de aceleración es muy normal, está penalizada por el resbalamiento del convertidor de par. Se pueden realizar adelantamientos con mucha facilidad (previa reducción mediante «kick-down») y permite circular a velocidades muy superiores a las permitidas en España. La sonoridad del motor no es muy grande, salvo cuando se circula con el motor a un régimen alto.
El cambio automático es suave al cambiar de marcha, pero resulta algo lento de respuesta, sobre todo al reducir de marcha cuando disminuye la velocidad a la que se circula. Este cambio permite eliminar marchas manualmente (no seleccionarlas). En esta modalidad, no cambia a una marcha superior cuando llega al régimen máximo.
Según datos oficiales facilitados por Volvo, el S40 D5 Aut. alcanza 220 km/h de velocidad máxima y es capaz de acelerar hasta 100 km/h en 8,5 s. Su consumo medio en el ciclo mixto homologado es 7,0 l/100 km. Su consumo no es tan bajo como en muchos otros coches de características parecidas que tienen cambio manual, pero está bien en relación a los que tienen cambio automático. Sus prestaciones son normales para su potencia.
El motor tiene cinco cilindros, 2,4 l de cilindrada y 180 CV de potencia máxima a 4.000 rpm. Este motor lo usan otros muchos modelos de Volvo (el S60, V70, XC70 y XC90) y su potencia varía en función del modelo al que vaya asociado. La versión más potente de este motor la tenía el S60 (185 CV); la menos potente (126 CV) la llevaba también el S60.
«BLIS» y luces de freno
Para aumentar la seguridad en la conducción por vías con varios carriles por sentido, el S40 puede tener un dispositivo de detección de obstáculos en el ángulo muerto («BLIS»).
El llamado BLIS («Blind Spot Information System») tiene como objetivo reducir el riesgo de colisión provocado por la presencia de otros vehículos en los ángulos muertos. Consiste en una cámara de vídeo instalada en cada retrovisor que recoge 25 imágenes por segundo, de una región de 9,5 metros de longitud y hasta tres de anchura a ambos lados del vehículo.
Si detecta la presencia de un vehículo en esta zona, una lámpara de aviso se enciende (imagen), alertando al conductor de la circulación de otros coches en los carriles contiguos. Este dispositivo no tiene por objeto indicar cuándo se puede o no realizar un cambio de carril, para eso lo único recomendable es mirar por los espejos. Sí resulta útil para avisar de que hay coches en los ángulos muertos o de que otro vehículo está adelantándonos.
En el S40, el sistema actúa cuando se circula por encima de 10 km/h, y detecta vehículos que circulan hasta 10 km/h más despacio y 70 km/h más deprisa que aquél en que se encuentra instalado.
Al estar basado en un sistema de procesamiento de imágenes, no puede funcionar en situaciones de baja visibilidad, como niebla o fuerte nevada. Puede no funcionar correctamente con lluvia, con el sol detrás y en curvas cerradas. Por la noche, sólo reconoce vehículos con luces.
Las luces de freno son de diodos luminosos en vez de bombillas y tienen una función nueva que hace que se enciendan intermitentemente en caso de una frenada muy brusca. De este modo, se alerta a los conductores que hay detrás de que existe una situación de posible peligro. Este sistema, similar al que utiliza Opel, nos parece preferible al de BMW (que ilumina un área mayor en vez de parpadear), porque es más intuitivo. En caso de que se active alguno de los airbag, las luces de emergencia se conectan automáticamente.