El Renault Laguna da sensación de buena calidad, tanto por los materiales como por los ajustes. No todos los plásticos son igual de buenos —los mejores están situados más arriba, más a la vista y al alcance de la mano de los ocupantes—, pero no he encontrado ninguno que sobresalga por ser malo.
El Laguna no es un coche particularmente espacioso, pero tampoco está mal aprovechado dadas sus dimensiones exteriores. Los coches que son claramente más amplios tienen una carrocería de mayor longitud, como el Ford Mondeo y el Mazda6. El Opel Insignia es más o menos igual de espacioso que el Laguna y eso que es mucho más grande por fuera.
La mayor deficiencia del espacio interior del Laguna es que sus plazas traseras no tienen mucha altura libre debido a la línea descendente del techo (imagen). Por esa razón, las personas de aproximadamente más de 1,80 m de estatura, rozarán con el techo. Esa falta de altura se nota especialmente en la plaza central porque está elevada respecto a las otras dos. En las plazas traseras de un Laguna Grand Tour (familiar) hay unos cuantos centímetros más de altura libre.
Renault denomina a los asientos delanteros «deportivos reforzados». Esa denominación puede llevar a confusión, pues a mi juicio recogen muy poco el cuerpo. A los mandos del Laguna tengo la sensación de ir un poco suelto. Creo que es uno de los mayores fallos del interior del Laguna y una de las cosas en las que más me fijaría a la hora de tomar una decisión por este coche u otro. Los asientos de las actuales versiones con equipamiento «GT 4Control» tienen el mismo relleno y soportes laterales (imagen); solo cambia el tapizado. En el anterior Laguna (2008) sí tenían unos asientos de gran sujeción.
Salvo por los asientos, el puesto de conducción me parece que está bien resuelto. La visibilidad que deja la carrocería al conductor no me parece sobresaliente pero es mejor de lo habitual porque el marco del parabrisas y el de la luna trasera no son excesivamente gruesos y no estorban mucho en giros o maniobras.
Como en otros modelos de Renault, las principales funciones del equipo de sonido, como la radio o fuentes externas de sonido, se manejan desde un mando —que consta de botones y una ruleta— colocado en la columna de la dirección (imagen) y que se alcanza sin soltar las manos del volante. Su manejo requiere cierto periodo de adaptación pero después es muy cómodo porque evita tener que recurrir a los botones que hay en la consola, que además de ser pequeños están un poco alejados del campo de visión del conductor.
Detalles de equipamiento
Si se instala el navegador, hay un mando central entre los asientos desde el cual se maneja, además del propio navegador, la conexión «Bluetooth» para el teléfono y algunos ajustes del equipo de sonido. Este control está compuesto por nueve botones y un mando circular —imagen e imagen—. Los que se utilizan con más frecuencia son sólo tres: el del navegador, el teléfono y la tecla de retroceso al menú anterior. Yo me he acostumbrado a manejarlos sin buscarlos con la vista. En los Laguna que no tengal el navegador instalado, en lugar del mando de control, hay un hueco para guardar objetos, que no viene mal porque en este coche no sobran sitios para vaciarse los bolsillos.
La conexión «Bluetooth» para el teléfono no reconoce automáticamente toda la agenda del teléfono; es decir, para poder consultarla desde el sistema del coche hay que descargarla contacto por contacto.
El freno de estacionamiento eléctrico se conecta automáticamente cuando se apaga el motor y se libera cuando el coche comienza la marcha, por lo que en un uso normal, no hay que preocuparse de su manejo.
El mando que reemplaza a la llave de contacto —una especie de tarjeta— me gusta mucho. Es cómodo, pesa poco y, si va en un bolsillo, casi no se nota. Una llave tradicional con su mando abulta mucho más. Si se elige el acceso y arranque sin llaves («Tarjeta Renault de acceso y arranque manos libres») no hay que usar el mando pues las cerraduras se desbloquean automáticamente a acercarnos al coche, el motor se arranca con solo pulsar un botón y el coche se cierra cuando el conductor se aleja unos pocos metros.
El sistema de ventilación de doble zona (imagen) permite elegir tres programas automáticos de distribución del aire —suave, automático y rápido—. El primero da prioridad a que el ruido de ventilación sea reducido, mientras que el modo rápido sirve para alcanzar antes la temperatura seleccionada, pero genera más ruido.
Al menos en ambientes cálidos su funcionamiento me ha parecido muy bueno porque es capaz de enfriar el habitáculo con rapidez y sin hacer llegar corrientes molestas a los ocupantes. No lo he probado con mucho frío ni humedad.
Maletero
En el maletero del Laguna Berlina (imagen) se echan en falta ganchos para colgar bolsas o algún cajón con tapa para guardar objetos medianos que no se necesiten con frecuencia. Todo esto lo tiene la versión con carrocería familiar (más información), que además, puede llevar una cubierta de goma que ocupa completamente la base del maletero. También se puede compartimentar de múltiples formas con barras de aluminio, para llevar la carga bien distribuida.
Todas las versiones de dirección únicamente en las ruedas delanteras tienen una rueda de repuesto de emergencia, que permite circular hasta 130 km/h de velocidad máxima, mientras que las versiones «GT 4Control» llevan un kit reparapinchazos (imagen).