Tiene una suspensión blanda con unas ruedas muy grandes. A mí, me parece que es demasiado blanda para un coche que puede ir muy rápido.
En vías rápidas, cuando estamos en un apoyo fuerte y pasamos por una junta o un bache se descoloca con cierta facilidad. Cuando esto sucede, lo hace en menor medida, y sobre todo de forma menos brusca, que un Audi A4 (al menos con neumáticos 235/45R17). Un Mazda 6 o un Mercedes-Benz Clase C son mejores en este aspecto. En estas vías, si el asfalto está en buen estado, resulta confortable, aunque iría mejor si la amortiguación contuviese más los movimientos verticales de la carrocería, principalmente los de extensión.
Por carreteras lentas, a pesar de lo blando de la suspensión, no va mal. Entra con facilidad en las curvas y, una vez en ellas, se mueve menos que otros coches, como el Opel Vectra o un Peugeot 407. Un Volkswagen Passat o un Skoda Octavia van más duros, pero no tengo claro que con ellos se pueda ir con más seguridad que con este Laguna.
En cualquier caso, me ha parecido un coche fácil de conducir y que no reacciona de forma brusca. En control de estabilidad tiene un funcionamiento correcto y no resulta demasiado intrusivo.
La dirección tiene asistencia hidráulica variable con la velocidad. Si de verdad varía, es muy difícil de apreciar y sigue resultando muy asistida a velocidades altas (la unidad que hemos probado tuvo un problema con el equipo de asistencia; quizás se debiese a esto).
Los frenos han aguantado bien un trato intensivo y tienen una capacidad de deceleración normal. El tacto de freno es algo peculiar porque da mucha presión al circuito al principio del recorrido, con lo que resulta algo brusco hasta que el conductor se acostumbra.
Los neumáticos eran unos Michelin Pilot Primacy 225/45R17 y, al menos en seco, daban buena adherencia.