El Renault Grand Scénic es un coche cómodo porque la suspensión, que es blanda, absorbe muy bien las irregularidades que pueden agitar violentamente la carrocería.
Que la suspensión sea blanda no lo hace torpe en carreteras de curvas. De hecho, el Grand Scénic es más ágil que otros monovolúmenes de su tamaño, como el Toyota Verso, que tiene una suspensión más firme y una dirección menos suave que la del Renault. Aún con ello, con el Grand Scénic se puede ir más rápido en un tramo revirado. Un SEAT Altea XL tiene un tacto más parecido al de un turismo y transmite mucha confianza al conductor, si bien su suspensión más firme lo hace menos cómodo.
Si se ahueca o se frena con el coche muy apoyado, el Grand Scénic puede comenzar a deslizar de atrás. Es un movimiento que le da agilidad y permite colocar el coche en el algunos casos. Para quien conduzca a un ritmo normal esto sólo le sucederá si frena ante un imprevisto con el coche no recto o interpreta erróneamente la velocidad adecuada de entrada a una curva.
Este efecto me ha parecido más evidente en la versión de 160 CV que en la de 131 CV, ambas Diesel.
La primera con neumáticos Michelin Primacy HP (225/50 R17) y la otra Michelin Energy (205/60 R16). En cualquier caso, el Grand Scénic no es un coche inseguro porque el control de estabilidad funciona muy bien, y con mucha suavidad, incluso en subviraje.
Otra diferencia entre estas dos versiones es que la de 160 CV tiene una dirección con menos desmultiplicación (3 vueltas de volante frente a 3,2). Según Renault esto no debería ser así, ya que declara 3 vueltas en ambos casos.
El motor de 160 CV tiene 2,0 litros de cilindrada; el de 131 CV es de 1,9 litros y tenía culata de dos válvulas por cilindro, en vez de cuatro. Estos motores son muy agradables porque funcionan con suavidad y tienen una respuesta al acelerador que se puede dosificar con mucha precisión, lo que facilita una conducción fluida y, por tanto, más cómoda para los pasajeros. El motor de 2,0 litros tiene un funcionamiento más fino, vibra menos a ralentí y es más silencioso (o está mejor aislado).
La diferencia de prestaciones entre ambos es de unos 2 segundos en todas nuestras mediciones. Son tiempos normales para la potencia de los motores, algo inferiores a la media pero en ninguno de los dos casos da la sensación de ser un vehículo lento.
En el mismo trayecto por carretera de al menos dos carriles por sentido, a la misma velocidad media (132 km/h), la diferencia de consumo según el ordenador de viaje fue de 0,3 l/100 km a favor del menos potente, que gastó 6,9 l/100 km. En la utilización que hemos hecho de ambos por ciudad y alrededores, el consumo medio ha sido muy similar, entre 8 y 9 l/100 km. Las diferencias de consumo que hemos obtenido son algo inferiores a las que aparecen en las fichas técnicas.
El ordenador de viaje tiene un error por defecto del 2% en el consumo medio que mide. Cuando el velocímetro marca 120 km/h la velocidad real es 115 km/h (más información sobre los errores del velocímetro y del cuentakilómetros).
La versión más potente puede ser recomendable para quien viaje habitualmente con el coche muy cargado y tenga que hacer adelantamientos. O para quien valore su mayor suavidad y menor ruido.
El Grand Scénic dCi 160 ha frenado mejor que el dCi 130. Tiene discos más grandes, neumáticos diferentes y 102 kg de diferencia (que parecen muchos, ya que ambos bloques son de hierro fundido). La caja manual de seis relaciones se maneja con suavidad. Las marchas entran sin esfuerzo y es suficientemente rápida.
El Grand Scénic es un coche silencioso. El ruido de rodadura está aislado de forma muy satisfactoria y al interior tan sólo llega al algo del ruido del motor y aerodinámico.
El freno de estacionamiento es eléctrico. Se maneja con una pequeña palanca que hay en la consola. Al quitar el contacto y salir del coche se activa automáticamente, algo útil porque puede evitar algún accidente por descuido.
Los faros pueden ser halógenos o de xenón como opción. Estos últimos alumbran mejor pero creo que los halógenos son suficientemente buenos y que tal vez sólo quien viaje a menudo de noche echará en falta la luz de más que proyectan los de xenón.