Aunque tiene unas suspensiones «duras», resulta fácil de conducir y relativamente cómodo. La elevada rigidez de su carrocería, unida a muelles y barras estabilizadoras poco flexibles, y amortiguadores de gran resistencia, aporta una estabilidad ejemplar. El 206 GTi pisa el asfalto con aplomo y transmite seguridad al conductor.
Las reacciones no son bruscas y el eje delantero entra en las curvas con facilidad y precisión, ayudado por un ligerísimo deslizamiento de las ruedas traseras en los apoyos más fuertes. Cuando «ahuecamos» en plena curva, en una conducción muy deportiva, se produce un sobreviraje muy progresivo, que resultará fácil de controlar a los conductores experiencia en hacerlo. En condiciones normales, el coche ni se mueve.
Como las suspensiones son poco flexibles, el confort no es precisamente el punto más fuerte del 206 GTi, aunque en el uso diario resulta más cómodo de lo imaginable en un coche de este tipo. Sólo en carreteras muy bacheadas, se aprecia en mayor medida la «dureza» de su amortiguación.
La dirección es rápida, con un tacto de asistencia durito que se agradece en una conducción deportiva. Tiene 3,1 vueltas de volante de lado a lado y permite guiar las ruedas delanteras con precisión, ayudada por el eficaz trabajo de las suspensiones.
Los frenos también están a la altura; son potentes y resisten bien el trato duro. El tacto del pedal es correcto, resulta fácil dosificar la frenada con eficacia. El GTi cuenta de serie con un antibloqueo de frenos de cuatro captadores (marca Ate-Teves) que tiene un buen funcionamiento. En situaciones apuradas mantiene la frenada del coche correctamente equilibrada y en carreteras bacheadas no entra en acción antes de tiempo.
La caja de cambios es el apartado mecánico que me ha parecido menos satisfactorio. En líneas generales, permite cambiar con precisión y tiene un buen tacto; sin embargo, al cambiar de 1ª a 2ª velocidad es algo lento. Si lo hacemos con mucha rapidez es fácil que rasque o, incluso, que ni siquiera entre la 2ª; no es un problema grave, porque el cambio de 1ª a 2ª no se realiza prácticamente nunca en carretera. Además, en la unidad de pruebas, saltó la 3ª velocidad en varias ocasiones mientras practicaba una conducción muy deportiva sobre un tramo de montaña con asfalto irregular. Los desarrollos del cambio son cortos y están bien adaptados a las características deportivas del 206 GTi.