Volvo amplía la gama del XC90 con una versión con motor de gasolina de ocho cilindros en V, 4,4 litros y 315 CV. Es la primera vez que Volvo emplea este tipo de motor. Se vende exclusivamente con la terminación Summun y con cambio automático de seis velocidades. Cuesta 64.200 €.
Estas son las alternativas similares por potencia y tamaño. Próximamente se añadirán a esta lista el nuevo Jeep Grand Cherokee 5,7 l de 326 CV y el nuevo Mercedes-Benz ML500 de 306 CV, ambos con motor de ocho cilindros en «V».
El motor del XC90 empuja con fuerza durante todo su margen de uso, que es prácticamente a cualquier régimen. aunque, Como suele ocurrir, la ventaja sobre coches menos potentes y más ligeros se nota en como gana velocidad cuando ya va rápido, más que en aceleraciones desde baja velocidad.
Acerca de su sonido, Volvo dice que «tiene el tipo perfecto de borbote común de un V8, pero está algo más "amortiguado" en la versión europea, en lugar de producir la tradicional vibración americana, más fuerte». No he conducido ningún V8 americano pero sí de seis cilindros en línea, y el motor del XC es más suave y menos estruendoso. Un V8 europeo, como el de Mercedes-Benz, me parece que tiene un funcionamiento más fino.
El consumo homologado (13,3 l/100 km) es bueno en términos relativos pero elevado en absolutos. Durante la presentación, en un recorrido de unos 100 km, el 85 por ciento a ritmo muy tranquilo y el 15 restante con fuertes aceleraciones, el consumo que indicaba el ordenador era 17,1 l/100 km. En un recorrido breve por las afueras de Santander, sin superar 90 km/h y con un trato delicado sobre el pedal del acelerador, el consumo fue 12,7 l/100 km, según el ordenador del coche.
Lleva una caja de cambios automática, que es nueva, tiene seis relaciones y es de tipo Geartronic, con mando secuencial. En el modo automático busca siempre la marcha más larga y resulta muy sensible al pedal del acelerador: yendo a velocidad constante, a poco que se aumenta la presión sobre el pedal reduce una o dos marchas, lo que resulta algo molesto por el pequeño tirón que acompaña a la reducción. En carreteras lentas, me parece recomendable usarla de modo secuencial para evitar lo anteriormente comentado.
No pude probarlo detenidamente fuera de asfalto, pero el sistema de tracción total mediante embrague «Haldex» me parece que ofrece una capacidad de tracción en firmes deslizantes (barro y nieve) suficientemente buena. En cambio, el recorrido de la suspensión es muy pequeño, lo que provoca que sea relativamente fácil quedarse con una rueda en el aire. En esta circunstancia, el sistema de tracción no es muy eficaz.
Son específicos de esta versión unas llantas de 18", las molduras y los tiradores de las puertas (que van pintadas del color de la carrocería), el cromado que rodea la toma de aire del paragolpes, las salidas de escape y los anagramas «V8» que hay sobre la parrilla delantera y en el portón.
Esta versión está hecha con el objetivo de aumentar las ventas del XC90 principalmente en el mercado americano. En España, el V8 acaparará un 7,5 % de las ventas de la gama, lo que supone unas 260 unidades, el 50% de las ventas con motor gasolina; el 85% de los XC90 que se venden llevan el motor Diesel D5. Próximamente Volvo lanzará una versión más potente del D5.