La estructura del Shuma II es similar a la del Shuma anterior, si bien ha sido reforzada para que proteja mejor a los ocupantes en caso de impacto. La peculiaridad de este modelo es su carrocería de cinco puertas, que lo distingue estructuralmente del Sephia II, de cuatro puertas e idéntica longitud. El portón da paso a un maletero de 416 litros de volumen (no es el mayor entre los de su tamaño), que se puede ampliar al abatir los asientos traseros por partes desiguales.
El espacio interior no ha ganado nada con relación al anterior Shuma, aunque el coche sea cinco centímetros más largo que la versión anterior. Ha crecido porque los paragolpes son más abultados que antes. También los faros, ahora de doble parábola, son diferentes. Los pilotos posteriores y el portón también han cambiado.
En el interior, las diferencias son menores y no ha variado nada la habitabilidad. No está situado entre los mejores coches de su categoría por habitabilidad, pero tampoco entre los peores.
El aspecto que da la carrocería no es malo. No destaca por su calidad; tiene algunos recubrimientos plásticos bastos o más terminados, y la tapicería tiene elementos de escai, pero no da la sensación de «coche barato», en el peor sentido de la expresión.
El asiento puede regularse en altura e inclinación de banqueta con dos ruedecillas, que permiten subir o bajar alternativamente la parte delantera o posterior de la banqueta. No es mucho el recorrido (poco más de dos centímetros), pero si ayuda a dejar la banqueta a gusto del conductor. El volante no se puede regular en profundidad, algo ya habitual en coches de este tamaño, pero sí en altura.