El motor de 101 caballos se queda un poco justo para mover al Shuma II. Bien es cierto que la unidad que he conducido no llegaba a 1.000 km, por lo que es de esperar que el motor se suelte algo más. Aún así, la potencia es justa y tiene que estar muy bien aprovechada para mover a este coche con agilidad.
Y no fácil aprovecharla por dos motivos: el primero es que hasta la cercanía de las 4.000 rpm, el motor entrega muy poca potencia. Por lo tanto hay que usar de marchas cortas frecuentemente para que dé una cierta aceleración. El segundo problema es que el desarrollo del cambio es muy largo (a 120 km/h en quinta va a menos de 3.600 rpm) y a 80 km/h en tercera no llega a las 4.000 rpm).
Este cambio largo implica que, en una carretera de montaña, sin excesiva subida y con un poco de carga, en tercera no puede mantener 80 km/h porque el motor no entrega suficiente potencia y, en segunda (5.800 rpm a 80 km/h), el motor va demasiado alto de vueltas. Así que 80 km/h, una velocidad buena para subir un puerto de montaña, se convierte en una velocidad crítica, por ejemplo, si queremos adelantar.
Este desarrollo largo es positivo en carreteras llanas y autovías, donde es posible circular sin las exigencias de una carretera en subida. En vías de sentido único y no mucha pendiente, el coche responde bien a 150 km/h.
En otros países, el Shuma se vende con un motor de gasolina de 1,8 litros de cilindrada y mayor potencia. Sin embargo, el importador sabe por experiencia que la demanda se centra en la versión más barata y que no tiene sentido importar otra versión más costosa.
La suspensión del Shuma está bien diseñada para un coche de estas características. Resulta cómoda y el balanceo por curva no es excesivo. En bajada, los frenos responden con satisfacción para parar el coche antes de los giros. No obstante, en bajadas prolongadas y con el coche cargado hay que tener cuidado porque los frenos acusan el esfuerzo, esto es relativamente frecuente en coches normales. El ABS no es parte del equipo de serie y no hay posibilidad de disponer de sistemas más avanzados de seguridad activa, como el control de estabilidad. La dirección no es rápida.