Hemos probado la versión del Picanto que tiene un motor de gasolina de un litro de cilindrada y 66 CV. Con él, se mueve suficientemente bien por la ciudad y sus alrededores, pero este es un coche lento al que le cuesta ganar velocidad, por ejemplo, cuando hay que hacer un adelantamiento.
El motor de 1.0 litros de cilindrada y 66 CV funciona con suavidad y transmite muy pocas vibraciones al habitáculo —al arrancarlo sólo se perciben levemente en el respaldo del asiento y el volante—. No es ruidoso, pero al llevarlo alto de vueltas sí llega bastante sonido al habitáculo, aunque es debido a que el Picanto tiene un escaso aislamiento acústico. Es el mismo motor que lleva el Hyundai i10, pero en él suena menos. Los motores tricilíndricos que llevan el Smart Forfour y el Renault Twingo o el Toyota Aygo, Peugeot 108 y Citroën C1 tienen un funcionamiento menos refinado.
Cuando se circula con el Picanto a una velocidad de a partir de unos 80 km/h se percibe claramente la baja potencia del motor, que hay que revolucionar utilizando el cambio de marchas frecuentemente para conseguir que el coche se mueva con cierta soltura. Según nuestras mediciones, el Picanto ha tardado 15,1 segundos en acelerar de 80 a 120 km/h. Es más tiempo del que necesita un Peugeot 108 de 68 CV (13,4 segundos) y algo menos del que necesita un Smart Forfour de 70 CV, que es muy lento (15,6 segundos). Tabla comparativa de mediciones de prestaciones.
A pesar de no ser rápido, el Picanto con este motor es una buena opción para moverse por la ciudad y sus alrededores. Sale con rapidez desde parado y se mueve con agilidad entre el tráfico urbano. Responde bien desde bajas vueltas, lo que permite circular utilizando marchas largas, aunque el motor de 60 CV de un Seat Mii, Volkswagen up! y Skoda Citigo es ligeramente mejor en este sentido.
Hay otros muchos motivos por los que es un coche agradable de conducir en este entorno, como que la dirección es rápida y tiene un nivel de asistencia acertado o que la palanca de cambios tiene un funcionamiento muy bueno porque los recorridos no son amplios y la inserción de las marchas es precisa. La visibilidad es buena en todas las direcciones y los retrovisores exteriores son grandes. El diámetro de giro es pequeño (9,6 metros entre bordillos), aunque no es de los mejores entre los coches de su categoría. Un Renault Twingo o un Ford Ka giran más (ficha comparativa con los diámetros de giro de otros vehículos de longitud similar). La suspensión —delante es de tipo McPherson y detrás consiste en ruedas tiradas unidas mediante un eje de torsión— es blanda y aísla satisfactoriamente a sus ocupantes de las irregularidades del asfalto. El sistema automático de arranque y parada del motor —sólo disponible en el nivel de equipamiento x-Tech— funciona con suavidad y puede apagar el motor cuando el coche aún no se ha detenido.
Un aspecto que no me ha gustado es que el tacto de los pedales puede resultar extraño e impedir que se conduzca el coche con suavidad hasta que uno se acostumbra a ellos: el freno está excesivamente asistido desde el momento en que se roza el pedal —cuando uno se hace a él luego tiene la sensación de que el resto de coches no frenan—; el embrague se nota impreciso porque no transmite ninguna información sobre el punto de fricción y el acelerador es demasiado sensible a las variaciones de presión sobre el pedal.
Al conducir el Picanto por vías rápidas, he tenido la sensación constante de que a velocidades de a partir de unos 90 km/h el coche sale de su zona de confort y no sólo por la baja potencia del motor. La dirección pasa a sentirse artificialmente pesada y transmite al conductor muy poca información de lo que sucede entre las ruedas y el asfalto. La carrocería se balancea mucho en las curvas y el ruido aerodinámico y de rodadura es elevado.
A velocidades altas, el Picanto da menos sensación de estabilidad que un Hyundai i10 o un Seat Mii, Volkswagen up! o Skoda Citigo, aunque, por línea general, no deja de transmitir sensación de seguridad. Si se va a utilizar frecuentemente por vías rápidas, es más recomendable la adquisición de alguna de las alternativas arriba mencionadas.
El consumo homologado del Picanto con el motor de 66 CV y con el nivel de acabado x-Tech es de 4,4 l/100 km. Es algo mayor que el de la mayoría de sus alternativas con una potencia similar. Por ejemplo, un Citroën C1, un Renault Twingo y un Suzuki Celerio tienen un consumo ligeramente menor (ficha técnica comparativa). En una utilización urbana, he obtenido un consumo que ha rondado los 6,0 o 6,5 l/100 km, practicando una conducción normal y que no pretendía ser eficiente. En otro recorrido, por vías urbanas y extraurbanas a partes iguales, ha bajado hasta unos 5,5 o 6,0 l/100 km.
Durante nuestro recorrido de consumo (que es por una autopista con fuertes pendientes y a una media real de 120 km/h) éste fue de 7,3 l/100 km. Esta cifra no es la que mostró el ordenador de viaje del coche, ya que tiene un error que hemos calculado (5,5%) para poder mostrar el consumo real. No es un mal dato de consumo, pero hay otros coches de gasolina más potentes con los que hemos obtenido cifras inferiores o similares. Por ejemplo, un Volkswagen Passat 1.4 TSI de 150 CV consumió 6,2 l/100 km y un Ford C-MAX 1.0 Ecoboost de 125 CV, 7,6 l/100 km. Hay que tener en cuenta que este recorrido de consumo no es favorable para coches poco potentes como el Picanto, porque para mantener la velocidad media deseada muchas veces hay que reducir a cuarta o incluso tercera velocidad y acelerar con decisión. Además, el día de la prueba soplaba un fuerte viento racheado, lo que con seguridad hizo aumentar el gasto de combustible.