Que la carrocería del CLS es menos funcional que la del Clase E se nota también en el puesto de conducción, principalmente porque la visibilidad no es tan buena. Los dos retrovisores exteriores está en mal sitio: el derecho está parcialmente oculto por el marco del parabrisas; el izquierdo está tan próximo al conductor, que limita el campo de visión en curvas cerradas a la izquierda.
Por la gran inclinación que tiene el parabrisas, el retrovisor interior queda mucho más cerca de lo común en coches de este tamaño. Esto no es en sí un defecto funcional, pero hay a quien le molesta que esté ahí. También por la inclinación de la luneta y el tamaño del montante, la visibilidad en tres cuartos trasero es escasa (en esto parece una carrocería de tipo cupé).
Le falta un buen apoyo para el pie izquierdo, algo necesario en todos los coches y más en los de cambio automático. Lo que tiene para ese fin es el paso de rueda con la moqueta del suelo, pero no es ni ancho ni plano. Los ajustes del asiento y el volante son suficientemente amplios para que se puedan acomodar personas de estatura muy distinta.
El sistema para manejar distintas funciones con los mandos del volante me parece mejor que cualquier otro, como el MMI de Audi o el i-Drive de BMW. Creo que es el que menos atención requiere para llegar hasta donde se pretende, y el que obliga menos a apartar la vista de la carretera.
Este sistema esta complementado con mandos normales en el salpicadero para el sistema de climatización, y una pantalla que sirve para el equipo de sonido, el navegador y el teléfono.
Con esa pantalla y los mandos que tiene alrededor, también se ajustan algunas funciones de coche que normalmente no hay que tocar (por ejemplo, poner el reloj en hora o seleccionar el idioma).
El velocímetro y el cuentakilómetros tienen error por exceso (un cinco y un tres por ciento, respectivamente), cosa rara en la instrumentación de un Mercedes-Benz que suele ser casi exacta.
La unidad que hemos probado tenía la opción de faros de xenón con sistema de iluminación en curva (1.908 €). Me parece una opción muy recomendable para quien viaje con cierta frecuencia de noche por carreteras sin iluminar.
Otro elemento opcional que me parece recomendable es el sistema de ayuda al aparcamiento (Parktronic, 929 €). El CLS maniobra muy bien para su tamaño (mejor que coches mucho más pequeños), pero es difícil adivinar su contorno.
Los asientos con memoria (979 €) sólo tienen sentido si el coche lo van a usar normalmente dos conductores distintos. En cambio, los asientos con ventilación (que no he probado en este CLS pero sí en el Clase E), me parecen muy recomendables para quien haga viajes largos.
La principal carencia de equipamiento que encuentro en el puesto de conducción es el freno estacionamiento automático. Mercedes sigue con el freno de estacionamiento mecánico de pedal. En este caso, además, el pedal puede molestar al entrar y salir.
Sí tiene, de serie e integrado en el sistema de frenos SBC, una función que permite dejar el coche frenado mientras esté en marcha (Autohold). Se acciona pisando a fondo el freno, y sirve para que el coche no se mueva hasta que el conductor pise el acelerador (aunque suelte el pedal de freno).En ciudad es cómodo porque permite dejar el coche parado en los semáforos sin tener que pisar el pedal. En los que tengan cambio manual, además, sirve como ayuda para arrancar en rampa (en los automáticos no hace falta esa ayuda).