El acabado es muy bueno, pero no tanto como esperaba. La unidad que hemos probado tiene todo el salpicadero y las puertas tapizados con cuero, con un aspecto impecable. La madera de recubrimiento tiene un acabado mate y sin mucho barniz, que verdaderamente hace que parezca madera en lugar de melamina. Hay muy poco plástico en el interior, y casi todo el que hay es de tacto blando y buena calidad aparente.
Casi todo lo que está al alcance de la vista y de la mano desde el interior está hecho con materiales de muy buen aspecto. Hay cosas, en cambio, que no parecen de un Mercedes-Benz: debajo del asiento del conductor hay un hueco perfecto para el chaleco reflectante, con una tapa de plástico mediocre y bordes afilados.
En el maletero está el lector de discos DVD para el navegador, que queda dentro de un hueco muy mal recortado, con bordes afilados. La pieza que forma el borde de carga del maletero es de un plástico basto y también tiene un borde afilado. Tampoco es muy refinado el plástico que cubre la estructura bajo los asientos.
Salvo el de la pieza citada en el maletero, el ajuste me parece muy bueno en todas partes. También lo es el tacto de todos los mandos; casi todo da una impresión de gran calidad. Las pocas excepciones no son cosas mal hechas, sino cosas que no están al nivel del resto, como los mandos giratorios del sistema de ventilación o el mando para desbloquear el capó.
Desde dentro, entre cualquiera de las puertas y el montante central caben los dedos. No creo que sea un defecto de acabado (tan mal hecho no podría estar, si fuera así). Es posible que sea una medida de seguridad para que nadie se haga daño si tiene la mano ahí al cerrar una puerta.
Un detalle sin ninguna importancia (creo) pero que me parece curioso es que el CLS no tiene la figurilla de la estrella que llevan las berlinas de Mercedes-Benz, sino el escudo que levan los cupés y descapotables.