Hay dos cosas que me parecen muy buenas de la carrocería del Sportcoupé: la calidad de acabado y el puesto de conducción. La impresión de solidez que transmiten los Mercedes-Benz fabricados en Alemania no la dan otros coches. Se pueden encontrar pequeños fallos de ajuste o algunos elementos que no están tan bien hechos como los demás (el reostato de luz de la instrumentación), pero ni con un examen minucioso se encuentran recubrimientos mal puestos, bordes con filo, piezas que encajan mal o materiales de mal aspecto.
Lo menos bueno es el plástico de recubrimiento que hay en la base del asiento, que es algo basto de tacto y ajuste; todo lo demás me parece muy superior a la media.
El puesto de conducción tiene un asiento que puede ir muy bajo, como ocurre en los coches de carrocería cupé. La distancia mínima entre volante y pedales puede ser algo mayor de lo que querrían algunos conductores, pero es fácil acostumbrarse a la que hay. El asiento tiene una dureza muy adecuada para conducir y unos muelles interiores que quitan los golpes secos que la suspensión no podría absorber.
Encuentro dos defectos: uno, que el mando para ajustar la inclinación del respaldo no se puede mover con facilidad, por dónde está colocado. No es problema, si el coche no lo van a usar habitualmente personas distintas. Otro, que a las personas que midan en torno a 1,70 m y llevan el asiento bajo, el borde del cinturón les queda pegado al cuello.
La visibilidad es buena, de día y de noche. En tres cuartos trasero no se ve mal, porque los montantes no son gruesos. El espejo retrovisor es pequeño con relación a su marco, pero da un campo de visión muy amplio; hay que acostumbrarse a usar su extremo panorámico para ver los coches que están cerca en tres cuartos. Las luces que tiene de serie alumbran muy bien, en cortas y en largas; en este caso no creo que merezca la pena la opción de faros de xenón.
El espacio interior es suficiente incluso para personas altas en las plazas delanteras. Atrás, en cambio, es demasiado bajo para que pueden ir bien dos personas que no sean de talla muy corta, y demasiado estrecho para que puedan ir tres No obstante, comparado con coches de carrocería cupé, sí es mejor para llevar pasajeros atrás. El maletero mide 310 l, poco para un coche de este tamaño, suficiente para el equipaje normal de dos personas en viajes también normales (un mes).
El equipamiento de serie no tiene muchas cosas que serían normales en coches que pasan de 30.000 €, si fueran de otra marca, como retrovisor de oscurecimiento automático, volante y pomo de cuero, retrovisores plegables eléctricamente o climatizador automático (lleva uno semiautomático de serie, independiente para conductor y acompañante).
Tiene de serie seis airbags (el del pasajero con detector de ocupación), un ordenador de viaje muy bueno (dice, por ejemplo, qué cantidad de aceite hay que reponer), automatismo para la conexión de luces, programador de velocidad y faros antiniebla (buenos), entre otros elementos. El catálogo de opciones es muy amplio.
Algunos detalles funcionales que me han gustado: si se pulsa el mando de intermitentes pero no se deja fijo, da cuatro detellos y se apaga. Al abatir los asientos delanteros, el reposacabezas baja (para no dar en el techo). Tiene apertura y cierre de ventanillas (y techo corredizo, si lo lleva) con el mando a distancia.
Hay un gran número de huecos alrededor del conductor para dejar cosas, casi todos ellos con tapa. La tapicería no es una maravilla por suavidad, pero sujeta bien el cuerpo, es resistente y muy sufrida.
El manual es de una gran ayuda para aprender las muchas posibilidades del coche, para manejarlo y para cuidarlo. También es de los más bien alarmistas; advierte severamente de cualquier peligro, por improbable que sea. Por ejemplo, aprende uno en ese manual que debe acudir a un médico si se traga la pila del mando a distancia.