El motor del C230 es un cuatro cilindros de 2,3 litros de cilindrada, con un compresor Lysholm, que da 197 CV. Tiene la fuerza que dan los motores sobrealimentados y que raramente se encuentra en motores atmosféricos, a igualdad de potencia (su índice de elasticidad es 5,6). Responde muy bien a bajo régimen, no tiene bruscas variaciones de potencia y llega con fuerza hasta 6.000 rpm (curva de potencia de este motor). Tiene el tacto de un motor de mucha más cilindrada y, para bien o para mal, le falta el fuerte empujón que dan los motores con turbocompresor.
En las prestaciones esto se refleja claramente. Aunque el C230 Sportcoupé pesa mucho (1.500 kg), acelera tanto como el Toyota Celica VVT-i (192 CV y más ligero) y más que el BMW 325ti Compact (192 CV y algo menos pesado). En recuperación es también muy bueno, tanto por la elasticidad del motor como por lo cortos que son los desarrollos. Llama la atención que, en sexta velocidad, sea capaz de llegar a la zona roja del cuentavueltas; eso es normal en un BMW, pero raro en un Mercedes.
En parte a causa de estos desarollos, el ruido y el consumo son más bien altos. En una marcha constante moderadamente alta, el ruido del motor no se impone al aerodinámico.
Al acelerar mucho o a una velocidad muy alta, el sonido del motor es claro; cuando se pisa el acelerador a fondo, es posible oir el compresor, además del ruido mecánico del motor. No es un motor tan suave como el seis cilindros de BMW, pero tampoco es un motor áspero.
El consumo en un recorrido a velocidad constante, por una carretera de sentido único con frecuentes rampas y pendientes, una conducción suave, y a 150 km/h de media real, ha sido 11,5 l/100 km. Es posible llegar a 10 l/100 km sin reducir mucho la media, pero bajar de ahí es difícil. En conducción rápida por carretera de montaña, con aceleraciones a fondo casi continuas, ha llegado a gastar 22 l/100 km.
Los instrumentos del coche son muy precisos. No hace falta repostar al máximo para saber el consumo, porque los datos que da el ordenador son correctos. El velocímetro tiene un error en exceso casi despreciable y el cuentakilómetros es exacto.