El equipamiento es inusual por tres razones: una, tiene de serie algunos elementos que en otros coches más caros son opcionales. Dos, no tiene opciones que sí están presentes en la mayoría de las berlinas modernas. Tres, le faltan elementos que son parte del equipo de serie de coches más baratos que éste.
Entre lo que tiene de serie esta versión Sportive están cosas como control de estabilidad, faros de xenón, un equipo de audio que suena especialmente bien, tapicería de cuero o programador de velocidad, por ejemplo.
No puede tener ni como opción algunos elementos frecuentes en coches relativamente recientes: limpiaparabrisas automático, conexión automática de luces, retrovisor interior de oscurecimiento automático, control de distancia de aparcamiento, indicador de presión de neumáticos o un sistema para dejar las luces encendidas después de salir del coche.
Pero lo más chocante es que le faltan algunas cosas que hace mucho tiempo que son normales, especialmente en los de cierta categoría: un mando a distancia integrado en la llave (lo lleva separado), muelles amortiguados para sujetar el capó, un tirador exterior para abrir el capó después de desbloquearlo, un sistema más efectivo para los seguros de las puertas (el que lleva es uno que Ford ya ha abandonado), una batería minimamente protegida contra el frío, un mando eléctrico para el portón (es mecánico), iluminación para el espejo de cortesía o preinstalación de teléfono.
De todas estas carencias, hay una que me parece cutre en un coche como éste: el piloto de niebla derecho es de adorno. Ciertamente, el Mazda6 tiene muchas cosas que sus competidores no tienen; entre otras, unos amortiguadores que no deben ser nada baratos. Creo que es mejor que tenga esos amortiguadores (por ejemplo) a otras cosas, pero me pregunto si la reducción del coste de una bombilla y un trozo de cable era tan necesaria.
La calidad aparente del coche, por materiales y por ajuste, está dentro de la media (hoy en día parece que casi todos los coches salen de la misma fábrica). No me parece que la calidad del Mazda6 sea tan buena como la de sus antecesores, que eran coches de aspecto sobrio pero de gran perfección de ajuste. Hasta ahora, en ningún Mazda había visto un retrovisor interior que vibrara tanto, o una luneta térmica que cree aberraciones, como he visto en esta unidad del Mazda6.