Diferenciar un todo terreno de un SUV es a veces complicado. En Honda denominan su CR-V como SUV y no andan descaminados. Después de conducirlo he podido comprobar que es un coche muy cómodo sobre carretera y pistas de tierra pero muy limitado en una conducción todo terreno.
Hay tres aspectos que claramente lo limitan en el campo respecto a un verdadero todo terreno: uno, el escaso recorrido de suspensiones, que deja una rueda en el aire con facilidad en cuanto realizamos un cruce de ejes algo acusado; dos, que su sistema de tracción total conectable tarda mucho en mandar par motriz a las ruedas traseras y esto hace que pierda mucha motricidad en las ruedas delanteras (patinan claramente sobre tierra y también sobre asfalto); tres, que no tiene nireductora ni un bloqueo de diferencial que nos ayuden a abordar zonas trialeras complicadas.
Las suspensiones son muy suaves y aportan un excelente confort, tanto en asfalto como sobre pistas de tierra. Por el contrario, no pueden impedir un acusadobalanceo de la carrocería lo cual le hace poco eficaz en curvas. Es fácil que el eje trasero deslice y que el CR-V sobrevire, lo cual hace especialmente recomendable uncontrol de estabilidad que no tiene ni siquiera opcionalmente. En nuestra unidad de pruebas apreciamos un «golpeteo» en la suspensión delantera al frenar fuerte en una conducción muy exigente sobre asfalto (y no era por hacer topes).
El motor i-VTEC de 150 CV mueve al CR-V con soltura y el accionamiento de todos sus mandos resulta muy suave y agradable, especialmente el cambio manual, con un recorrido muy corto entre las marchas, casi propio de un deportivo. La frenada es potente y fácil de dosificar, me ha parecido que aguanta correctamente el trato exigente y, sobre todo, muy equilibrada incluso frenando a fondo sobre superficie deslizante, gracias al buen funcionamiento de su ABS con repartidor electrónico de frenada.